Lamentablemente
hoy día el Centro Cultural General San Martín, lejos
de ser una de las vidrieras mas importantes de la cultura, se encuentra
jaqueado por la mala administración que recibe del GCBA y
la protesta de una buena cantidad de empleados y artistas que ven
peligrar sus fuentes de trabajo y por lo tanto, lo vemos rodeado
de policías metropolitanos que lo custodian.
Este
complejo que tiene entrada por la Av. Corrientes y la calle Sarmiento
1551 además es el lugar que han tomado varias personas en
situación de calle que lo han adoptado como una vivienda
precaria, entorpeciendo el paso y quitándole de tal manera
la brillantez que otrora poseía
El
conflicto entre las partes parece que no encontrará solución
a corto plazo, más aún cuando nos encontramos en feria
judicial y sabiendo que los trabajadores como consecuencia de ello,
estiman a priori que sería imposible iniciar la temporada
en forma regular a partir del mes de marzo como todos los años.
Lo
que en otros tiempos hubiera sido una buena noticia, como ya lo
señaláramos en una nota anterior, ha sido la madre
del conflicto entre los artistas -que desde hace más de 2,5
años gestionan en forma independiente la sala “Alberdi,
sita en el 6to. Piso del inmueble - y el GCBA.
Este
espacio según los artistas, recuperado y al servicio de la
comunidad, ha sido escenario de talleres y obras teatrales "gratuitas
o a la gorra", cuya recaudación les permite a los integrantes
de esta movida solventar las actividades. Cabe agregar además
que con el esfuerzo de los ocupantes se procedió a mejorar
en forma sustancial los ambientes dejándolos relativamente
operativos para las actividades diseñadas.
El
problema se agudizó cuando el GCBA por medio de la dirección
del CCGSM, impartió la orden de desalojar la sala durante
las vacaciones para realizar algunas refacciones. Temeroso de que
sea una jugada para desalojarlos definitivamente los integrantes
de este espacio gestionarlo, se negaron rechazando incluso ser trasladados
a un centro cultural del barrio de Chacarita. Por tal motivo, hay
“resistencia en la sala”.
Llamativamente
los representantes gremiales del gremio de Sutecba, aseguran que
la toma se fue se fue desvirtuando con el tiempo y que ahora está
poniendo en riesgo el inicio de la temporada y las fuentes laborales
del grueso de los trabajadores y artistas del San Martín.
Es
obvio que con este clima se fueron sucediendo abusos no deseados
y de los otros, lo que está motivando una disputa entre los
propios trabajadores del complejo quienes mayoritariamente denuncian
que por 10 personas intransigentes al extremo van a pagar las consecuencias
los 400 trabajadores restantes que no tienen ninguna injerencia
en esta situación van a pagar los platos rotos.
Sin
embargo los que se resisten al desalojo temporal, manifiestan que
el edificio esta ocupado y militarizado por efectivos de la policía
metropolitana y patovicas contratados por el GCBA que hacen difícil
el acceso a la sala ocupada por parte de los artistas que se encuentran
en “rebelión”.
Aparte
del conflicto gremial que se encuentra atascado, es una verdadera
pena que muchos argentinos que merecen una vida más digna,
encuentren en las veredas del complejo del teatro General San Martín
el habitat que la justicia social no le brinda y que la conciencia
marginal los lleva a no sentir frío ni calor cuando defecan,
orinan, desayunan, duermen, hacen el amor y hasta se drogan a la
vista de los miles de transeúntes que circulan por la acera.
Seguramente
habrán políticas sociales mejores y se podrá
gestionar mejor el complejo que en la actualidad, pero lamentablemente
esta situación que hoy se vive frente al complejo del teatro
General San Martín se multiplica a diario, socavando nuestro
sentido común que poco a poco acepta una realidad que no
favorece a nadie: ni individual ni colectivamente y que muestra
descarnadamente la realidad que golpea aún a miles de compatriotas
y extranjeros que ya casi marginales, parecen ser irrecuperables
para la sociedad.
Esta
modalidad de protesta lamentablemente se propaga más y más,
cuando no hay sanción para los ocupantes, tampoco ayudan
las políticas sociales en la materia que son bien pobres
y esto se agudiza además cuando se carece de la sensibilidad
necesaria como para abordar algún tipo de solución
alternativa, pues tanto la represión indiscriminada como
la desidia evidentemente fracasaron.
Finalmente
digamos que los afectados con el posible traslado denuncian que
"la jueza Fabiana Schafrik, que había fallado impidiendo
el traslado de los artistas al Espacio Los Andes (en Chacarita),
ahora supuestamente ha cambiado de opinión influenciado por
las muchas reuniones que tuviera con el ministro de Cultura de la
Ciudad Hernán Lombardi, y Gabriela Ricardes, directora general
del Centro Cultural".
Por
todo ello, tanto los ocupantes de la sala Alberdi como el GCBA están
aguardando que finalice la feria judicial para que la justicia se
pronuncie a través de la magistrada precitada.
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