En
una entrega anterior recordamos que el 22/11 se cumplieron 49 años
de la abolición del arancel universitario en nuestro país,
ahora quiero compartir un ensayo acerca del tema, que espero sirva
para la sana reflexión.
Hace
un par de años en la República hermana de Chile se
produjeron grandes marchas estudiantiles protestando en contra de
los altos aranceles universitario que impedían e impiden
el acceso a grandes franjas de la población estudiantil.
Y eso
que durante muchos años quien ostentaba el poder no era el
partido del actual presidente Piñera, sino que quienes llegaron
al poder luego de Pinochet fueron las fuerzas de la concertación
quienes no pueden ser calificadas de derecha.
Ya
sabemos que con la asunción del presidente Piñera
la desigualdad en materia educativa se incrementó, y eso
porque la mirada del liberalismo pone a la educación como
una variable de gasto más del estado sin considerarla como
lo que es: “una inversión al futuro”. Y es por
eso que frente a las protestas estudiantiles el ejecutivo chileno
redobló su apuesta manifestando “todo cuesta en la
vida, el que quiera estudiar es lógico que lo pague.
Esta
masiva exclusión de estudiantes institucionalizada nos hace
recordar a las políticas macristas que cierran escuelas y
grados, que trasladan y suspenden maestros por expresar sus ideas,
que no realizan los mantenimientos necesarios en los colegios, que
no inaugura nuevas escuelas donde más hace falta (la zona
sur), donde se han aplicado seguimiento, espionajes y escuchas ilegales
y donde finalmente se intentó utilizar el 147 con el objeto
de recepcionarse a través de ese canal denuncias que informen
sobre quienes realizan supuestas actividades proselitistas en los
establecimientos educativos de la ciudad.
En
concreto uno de los objetivos del GCBA es desalentar y desproteger
a las escuelas públicas y promover la enseñanza privada
a través de importantes subsidios que se van incrementando
año a año en desmedro de los recursos públicos.
No
estamos de acuerdo con la antinomia: “enseñanza pública
versus privada”, pues de alguna manera la escuela no pública
esta brindando un servicio para la comunidad educativa que de no
existir debería ser desarrollada por el estado debiendo este
aplicar recursos que no solo están representados por los
sueldos de los docentes, personal administrativos, celadores, etc,
sino que también habría que derivar una buena parte
de recursos para la construcción y/o alquiler de los edificios,
así como, su posterior mantenimiento.
Pero
en verdad lamentablemente vemos que desde el ejecutivo porteño
se desalienta la enseñanza educativa pública y al
propio tiempo, a diario se constata la indisimulada vocación
por la promoción de la actividad privada que incluye también
a los ámbitos educativos, por lo cual, no resultaría
extraño que una potencial victoria electoral del macrismo
y sus aliados en el 2015, nos remititiría al tunel del tiempo
quizás a retrotraernos 63 años atrás tiempos
en los cuales el arancel universitario estaba vigente.
Pero
este supuesto retroceso histórico que esperamos no se concrete
nunca, estimo que no nacería por la perversidad de un determinado
dirigente político, sino que sería consecuencia directa
de la ideología que desde la cuna tienen los liberales cuyos
ojos ven con agrado que la gente con dinero envíe a sus hijos
a la universidad y que los imposibilitados de recursos se dediquen
a otras labores y no a las intelectuales o técnicas.
Por
eso no fue casualidad que en el 22/11/1949 durante un gobierno peronista
se eliminaron los aranceles universitarios y terciarios, de tal
manera, que la educación en estos niveles pasó a ser
totalmente gratuita para todos los habitantes del país.
Y volviendo
a la introducción del tema que estamos desarrollando volvamos
nuevamente a la hermana República de Chile donde hoy en el
año 2012, el alumnado, los profesores y los trabajadores
de la educación continúan luchando por la eliminación
de los aranceles universitarios, nosotros aquí en Argentina
desde hace ya 63 años gozamos de este derecho y por lo tanto,
no es reconocido por la comunidad universitaria porque para los
estudiantes ya es moneda corriente.
Ahora
bien, nuestros actuales estudiantes que tienen la posibilidad de
estudiar gratuitamente una o más carreras en las universidades
estatales, regularmente tienen elecciones en los centros de estudiantes
y claustros, una sana expresión democrática, que sin
embargo muchas veces lleva a las conducciones de las federaciones
regionales y nacionales a muchos activistas de partidos de izquierda
muchos de los cuales el 20 N, estaban de la mano del sindicalismo
opositor.
Vaya
paradoja estos dirigentes estudiantiles que están gozando
de una educación sin arancel alguno, recorrían las
calles de la ciudad hostigando al gobierno nacional. A este gobierno
que elevó el presupuesto educativo del 1,1 al 6,2%; que reabrió
las escuelas técnicas cerradas por el menemismo; que inauguró
1.300 escuelas primarias en 9 años, a lo largo y lo ancho
del país y otras cientos de escuelas secundarias y que gracias
a la negativa de Macri luego institucionalizó el complejo
de tecnópolis para todos totalmente gratuito.
En
la universidad donde yo estudié en la Facultad de Ciencias
Económicas (UBA), la mas populosa de Latinoamérica,
en la superficie donde antes existía una playa de estacionamiento
utilizada por pocos, hoy se levanta un terrible edificio de 9 pisos
que está a la altura de las universidades pagas más
caras del país del norte.
Por
todo lo expresado, creo que estos dirigentes universitarios que
ven un país irreal y que están participando de manifestaciones
tipo 8N o 20N, creo que deberían haber nacido en Chile, donde
sí se justificaría su accionar y el tipo de alianzas
que tejen para oponerse a un gobierno nacional y popular.
Pero
por suerte estos dirigentes •”revolucionarios”
con el tiempo se van aburguesando y entonces su accionar muere ahí,
porque ya plenamente adultos quedan eclipsados por el mercantilismo
capitalista, pese a sus supuestas orientaciones de izquierda.
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