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20/05/2012
POR OTRO 25 DE MAYO BIEN ARGENTINO

Para rendirle de alguna manera un homenaje a esta celebración tan cara para todos los argentinos, vamos a reproducir la nota que escribiéramos en oportunidad de conmemorarse en el año 2010 el centenario patrio.


“LA CELEBRACION DEL BICENTENARIO”

En nuestro criterio, quizás fue el encuentro humano, social e histórico más aglutinante que festejara nuestra nacionalidad. El más relevante de todo lo que hemos vivido hasta el presente.

En esos días de civilidad, unión y festejos patrios todos fuimos argentinos, todos tuvimos ocasión de poder mostrarle a la ciudadanía porteña que un mendocino, no es igual a un correntino, que un jujeño no es igual a un chaqueño, que un bonaerense autóctono no es parecido a un descendiente de europeos, que un sanjuanino nada tiene que ver con un santiagueño, que en otras latitudes como Misiones conviven hermanos europeos, criollos e indios, que un cordobés no es similar a un entrerriano, que un sanluiseño no es parecido a un catamarqueño, que un riojano es diferente a un santafesino, que un tucumano poco tiene en común con un rionegrino, que un porteño es el producto de un crisol de razas, etc., etc., etc.

Estas saludables diferencias culturales, idiomáticas, antropomórficas, raciales, psicosociales, etc. quedaron bien expuestas durante las maravillosas jornadas que celebraron el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Se pudo apreciar el rompecabezas de orígenes diversos precitado, en los stands y desfiles de las provincias y colectividades, en el paseo de gauchos, en las distintas expresiones musicales que afortunadamente disfrutamos en nuestra tierra, llámese tango, cueca, taquirari, chamamé, chamarrita, chacarera, carnavalito, zamba, vidala, chopi, milonga sureña, rock nacional y algunas otras que seguramente forman parte de las distintas regiones del país.

Estas saludables expresiones de diversidad las apreciamos en las vestimentas, en los peinados, en los sombreros, en las comidas, en el lenguaje, en las artesanías, en las sonrisas, en el color de los ojos, en el alma de cada uno y de todos los que participaron formando parte de las actividades diseñadas para la celebración patria y también de los simples espectadores que colmaron las calles porteñas.

En esta celebración del bicentenario, los carteristas descansaron, los jóvenes no bebieron alcohol como de costumbre, la familia estuvo presente con todos sus integrantes como en los viejos tiempos, la policía quizás estuvo de franco pues prácticamente no se notó su presencia, no se registraron grescas, tumultos, detenidos, no se lanzaron gases ni bombas lacrimógenas, solo algunos militantes quisieron expresar su apoyo a los ilustres jefes de gobiernos que nos visitaron y levantaron sus estandartes, pero en paz con respeto sin agravios para nadie.

Que paso?. Simplemente que por una vez todos pudimos compartir un proyecto común que fue más allá de los credos religiosos, la pertenencia a agrupaciones políticas, de las realidades socio económicas, etc. etc. Durante unos días como bien lo expresara Joan Manuel Serrat en su canción “Fiesta” Argentina fue una “Nación” y la CABA en especial, porque fue el epicentro de las celebraciones, compartamos entonces la letra de la precitada canción:
Gloria a Dios en las alturas,
recogieron las basuras
de mi calle, ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas.

Y colgaron de un cordel
de esquina a esquina un cartel
y banderas de papel
lilas, rojas y amarillas.

Y al darles el sol la espalda
revolotean las faldas
bajo un manto de guirnaldas
para que el cielo no vea,
en la noche de San Juan,
cómo comparten su pan,
su mujer y su galán,
gentes de cien mil raleas.

Apurad,
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.
Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta.

Hoy el noble y el villano,
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.

Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol
magreando a una muchacha.

Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.

Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre al portal
la zorra rica al rosal
y el avaro a las tibiezas.

Se acabó,
el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.

Vamos bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.

Esperemos que una vez transcurridas las celebraciones del bicentenario, todos sin excepción nos reconozcamos como pares, hermanos…ARGENTINOS.”
Equipo de Buenos Aires - Ciudad Krypton Digital.

DEFENSA AL CONSUMIDOR: LAS COMUNAS 2, 3 Y 13 ENCABEZAN EL RANKING DE DENUNCIAS

Durante el primer trimestre de este año, 3100 vecinos se acercaron a las sedes comunales de la Ciudad para presentar sus reclamos por Defensa del Consumidor. Las Comunas 2 (Recoleta) y 3 (Balvanera y San Cristóbal) son las que más reclamos recibieron, 480 y 476 respectivamente, en tanto la Comuna 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales) recepcionó 399 denuncias.
Lo más destacable es que el 78% de los conflictos se resolvió con acuerdos favorables para los consumidores. Por esos acuerdos las empresas pagaron $ 1.572.286. Los resarcimientos ofrecidos incluyen tanto pagos en efectivo como así también la reparación de un electrodoméstico, la entrega de un teléfono celular nuevo, la bonificación de algunos meses de la factura, entre otros.
“Trabajamos para que los vecinos tengan una respuesta efectiva a sus reclamos. Siempre estamos atentos a las dificultades que nos plantean, nuestro propósito es que puedan resolver sus denuncias en el menor tiempo posible”, expresó el Secretario de Gestión Comunal y Atención Ciudadana, Eduardo Macchiavelli.
Pero no todas las empresas ofrecen acuerdos. Las más conciliadoras para este período fueron las que prestan servicios de telecomunicaciones: telefonía e Internet, que a su vez, son las más denunciadas. Su promedio de acuerdo alcanzó el 85%, según de que firma se trate.
Por su parte, las empresas de transporte, las de turismo y los servicios técnicos, no superaron el 40% de acuerdos con los consumidores. Los bancos y financieras tienen un buen nivel de conciliación, en promedio oscilan en el rango de 72% al igual que las tiendas de electrodomésticos.
El servicio de Defensa del Consumidor se presta en las sedes comunales de la Ciudad, se puede solicitar asesoramiento vía telefónica llamando a la línea gratuita 147 o través de defensa@buenosaires.gob.ar.
Secretaría de Gestión Comunal y Atención Ciudadana de la Ciudad
Contacto: 4346 8901 int. 126.

LA HORA DE LOS POEMAS



Hablo contigo...


Cuando por las mañanas
El aire soleado me despierta
Para recordarme que estoy viva
Hablo contigo...

Durante el día
Cuando el bullicio cunde
O cuando mis pensamientos
Se enlazan y entrelazan en silencio
Entretejiendo escalas
Para alcanzar el Reino
Hablo contigo...

Hablo contigo
Desde la gratuidad de las palabras
Desde la historia antigua
Que acude a mi memoria
Hasta la historia nueva
que surca sin sosiego mis arterias
Entre el oriente y el poniente
Desde el cenit y hasta el nadir
Hablo contigo.

Y por las noches
Mientras las mariposas del sueño
Anidan lentamente
Debajo de mis párpados
Hablo contigo...

De la poetisa porteña Susana Merino.

MONSEÑOR DE NEVARES: “ESTOY PIDIENDO PISTA”

Don Jaime, como le gustaba que lo llamaran, siempre vinculó su misión eclesiástica con la lucha por la democracia y los derechos humanos.

Ni siquiera en su lecho de muerte perdió su célebre sentido del humor. El 19 de mayo de 1995 dejaba este mundo el obispo Jaime de Nevares, “el monse”. O, como él prefería, simplemente “Don Jaime”.

Figura definitiva en la conformación de la memoria colectiva neuquina, De Nevares perdió hace doce años la batalla contra el cáncer. Sacerdote, luchador por los derechos humanos, voz de los que no la tenían, consejero, amigo y tanto más, se fue para quedarse para siempre.

Jaime Francisco de Nevares nació en el seno de una familia acomodada de Buenos Aires el 29 de enero de 1915. El llamado espiritual lo llevó a entrar en la Comunidad Salesiana, donde fue ordenado sacerdote en 1945.

Llegó a la Patagonia en 1961, cuando el entonces papa Juan XXIII lo nombró obispo de la recién creada Diócesis de Neuquén. Oscar Ragni y su esposa Inés lo conocieron en ese entonces. “Nuestra relación con Don Jaime empezó porque su familia tenía vinculaciones con la de Inés.Recuerdo que era muy abierto, así que pronto había hecho infinidad de amistades”, rememora Oscar. “En ese entonces la ciudad no era lo que es hoy en día. En este barrio no había capilla, así que a veces él venía y oficiaba misa acá en casa.”

En 1969 se hizo patente su vocación de lucha, y no había dudas sobre el lado que Don Jaime había elegido. “Un momento de quiebre en su trabajo como obispo se da durante la huelga de obreros de El Chocón, que vivían y trabajaban en muy malas condiciones”, continúa Ragni. “El les dio un respaldo impresionante, negándose a subir al palco oficial durante los actos hasta que fueran atendidos los reclamos de los trabajadores. ”También fue un pionero en involucrarse en la problemática aborigen local. Rubén Capitanio, párroco de Centenario recuerda que “fue uno de los primeros en ver que, en el norte de la provincia, los aborígenes y los criollos pobres estaban muy mal, y su lucha también pasó por ahí”.

Era un personaje que, pese a provenir de la clase alta, no dudaba un instante en arremangarse y trabajar codo a codo con los más pobres. Inés de Ragni, integrante de Madres de Plaza de Mayo, afirma que “fue un hombre de una sensibilidad especial, un sacerdote que trascendió los límites del Evangelio y con eso marcó a toda la sociedad”.

Esta vocación de servicio lo llevó a ir más allá de todos los límites. Como bien dice Oscar, “en la época de la dictadura se le plantó a los leones. De hecho, él fue el escudo protector que tuvimos en la zona, porque los militares tenían órdenes de no tocar al obispo.

Una vez le avisaron que se habían llevado a un cura, y ahí nomás se fue, a las doce y pico de la noche, a patearles la puerta del Distrito.

Y esto no es una manera de decir, eh: en esa época en la que casi nadie se animaba siquiera a hablar, él iba y les pateaba la puerta”. De Nevares fue miembro fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), y también lo eligieron para representar a Neuquén en la Convención Nacional Constituyente para la reforma de la Carta Magna, en 1994.

Sin embargo, renunció a este cargo cuando supo que la reforma no se trataría en detalle: en el Pacto de Olivos, los ex presidentes Alfonsín y Menem acordaron el ya famoso “Núcleo de coincidencias básicas”, un paquete que no se trataría artículo por artículo y que fue el que permitió, entre otras cosas, la reelección del riojano. Más allá de la vocación de lucha del “monse”, “siempre le gustó estar cerca de la gente, y soñaba con una Iglesia que también lo estuviera”, evoca Capitanio. “Más que una Iglesia encerrada en grandes templos realizando ceremonias pomposas, él apuntaba a salir a celebrar la fe con los pobres.”

Así fue que se negó a terminar la entonces inconclusa catedral neuquina “hasta que no se hubiera acabado con el hambre” en la región. Muchas de las fotos de Don Jaime lo muestran prendido al mate.

Era más que una bebida: era un símbolo. “Cuando él te mandaba a los barrios, no te decía andá a trabajar a tal lugar. Lo que te decía andá a tomar mate con esta gente. El sabía todo lo que significa el mate, que a diferencia del té no te lleva cinco minutos sino que implica disponer de tiempo para compartir. Al rato de estar tomando mate con la gente, ellos solos empezaban a contarte sus cosas”, continúa el cura de Centenario. “Fue un hombre muy preocupado por la realidad que vivía la sociedad, y no sólo desde la perspectiva religiosa. El no sentía como ajena ninguna necesidad humana. Esa solidaridad, esa mirada comunitaria, parecen muy raras hoy en día. Por eso ha sido reconocido en todos los sectores de la sociedad.”

Desde su investidura no buscó siervos para la Iglesia, sino que puso ésta al servicio de la gente. “Los que hemos visto la evolución de la Iglesia neuquina vemos un cambio notable. Desde la ostentación, se fue para arriba: tiene una catedral que ve desde lejos, con una gran torre y muchas cosas bonitas adentro”, opina Oscar. “Lo cual estaría muy bien, si no fuera porque desde lo espiritual, como institución que trabaja para la gente, ha caído mucho. Es decir: la Iglesia no es una institución de beneficencia, pero debe poner sus bienes a disposición de la comunidad.” Así lo entendió Don Jaime al crear el Club del Soldado.

Inés cuenta que “los conscriptos que salían de franco los fines de semana muchas veces no tenían dónde quedarse, y a veces él llegaba el domingo a dar misa y se encontraba con alguno durmiendo en la puerta de la iglesia. Entonces decidió crear en la casa parroquial un lugar en el que esos chicos podían pasar el fin de semana. Hasta poco antes de su muerte seguían visitándolo hombres que habían hecho la conscripción en Neuquén y había pasado por el Club del Soldado, para saludarlo y agradecerle”.

Por su trabajo, a De Nevares le llegaban toneladas de correspondencia, y se tomaba muy en serio la obligación de responderla. Inés cuenta que “recibía una cantidad enorme de cartas de todo tipo: pidiendo, agradeciendo, consultando… y él contestaba todas y cada una de esas cartas a mano, porque no le gustaba escribir a máquina”.

Pero no sólo era un luchador incansable y un hombre ejemplar. Inés recuerda sonriendo los rasgos del hombre común. Por ejemplo, que al “monse” no sólo le encantaba tomar mate. “Era locura que tenía por la empanadas y el vino tinto. Cuando organizábamos alguna comida en casa, era muy común que compitiera con otro a ver quién comía más empanadas.” O la anécdota de sus trajinados borceguíes. “Usaba siempre unos botines de montaña que estaban muy rotos, tanto que las suelas estaban llenas de agujeros.

Cuando le preguntamos por qué no los arreglaba, él nos contestaba que, aunque tuviera tiempo de llevarlos al zapatero, no podía dejárselos porque eran el único calzado que tenía.”

Fue ese mismo par el que usó en su último viaje: se los puede ver en las fotos de su servicio fúnebre. Pese a toda la vestimenta ceremonial, caminó al otro mundo con sus borceguíes.Capitanio también rememora su permanente contacto con la gente común. “Recuerdo que una vez, en una reunión de obispos en La Plata, se le acercó a saludarlo una señora. En esa época se usaba saludar a un obispo arrodillándose y besándole el anillo. Cuando esta señora lo reconoce, se arrodilla, y cuál no sería su sorpresa cuando ve que él también se arrodilla para quedar a la misma altura de ella, y la saluda con un beso en la mejilla”.

Hasta que la salud se lo permitió, “el monse” siguió yendo a los barrios y contestando de puño y letras las cartas que le llegaban. Esta última etapa de su vida (y su particular visión) fue registrada en el documental Jaime de Nevares, último viaje (Marcelo Céspedes y Carmen Guarini, 1995), con textos de los directores y Osvaldo Bayer.

El 19 de mayo de 1995, Don Jaime finalmente “pidió pista”, como él mismo bromeaba acerca de su propia muerte. Es decir, que se le plantó hasta a la mismísima Parca. “Dentro de lo que eran sus hermanos obispos era un bicho raro”, admite Capitanio. “Todo el mundo le reconocía su capacidad intelectual y su entrega como sacerdote, pero no todos compartían su visión”.

Inés de Ragni agrega que Don Jaime “ha dejado marcas muy profundas en lo social, en lo religioso y en lo político. Donde pisaba Don Jaime florecía algo. Aunque no esté físicamente todavía sigue con nosotros.”

Fuente: La mañana de Neuquén

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