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04/05/2012
LA MADRE Y LOS VARIOS PADRES DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Muchas veces escuchamos a algunos políticos manifestar su disgusto por la supuesta invasión de peruanos, chilenos, bolivianos y paraguayos. Paradójicamente nunca se vierten comentarios sobre la gran comunidad de hermanos orientales que habita nuestra ciudad.

Es evidente que muchos desconocen que el primer presidente de la Junta de la Revolución de Mayo fue el General Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez oriundo de la ciudad de Potosí de la hermana República de Bolivia.

Pero lamentablemente quizás por falta de rigor histórico en la enseñanza oficial, mucho menos se conoce que la 2da. Fundación de la Ciudad de Buenos que data del año 1580, fue realizada con miembros de la flota que provino de Asunción del Paraguay encabezada por el vasco Juan de Garay.

Pero lo que queremos enfatizar en este artículo es que los verdaderos fundadores de Buenos Aires y responsables de la epopeya fueron hombres, criollos y mestizos, y una mujer todos nacidos en la ciudad de Asunción, nómina que compartiremos a continuación:

Hombres: Antonio de Acosta, Esteban Alegre, Pantaleón Alonso Pareja, Pedro Álvarez Gaytán, Domingo Arcamendia, Sebastián Bello, Antonio Bermúdez, Juan Carvajal, Miguel del Corro, Juan Domínguez, Juan de España, Juan Fernández de Enciso, Juan Fernández de Zárate, Pedro Franco, Luis Gaytán, Alonso Rodrigo Gómez, Lázaro Gribeo, Pedro Hernández, Sebastián Hernández, Domingo de Irala (luego gobernador del Paraguay), Pedro de Isarra, Oedro Isbraín, Pedro de Jerez, Miguel López Madera, Pedro Luis Márquez de Ochoa, Juan Márquez de Ochoa, Juan Martín, Pedro de Medina, Andrés Méndez, Hernando de Mendoza, Pedro Morán, Gerónimo Nuñez, Diego de Olaberrieta, Pedro de Quiroz, Gerónimo Pérez, Antonio de Porras, Antonio Roberto Rodríguez, Juan Rodríguez, Pedro Rodríguez (1), Pedro Rodríguez (2), Antonio Rodríguez, Roberto Rodríguez, Juan Ruíz, Pedro Esteban Ruíz, Pedro de la Torre, José Zayas Espeluca, Pedro Zayas espeluca, Bernabé Veneciano y Pablo Zimbrón.

Única mujer: Ana Díaz.

A fuer de ser sincero en el caso del que escribe esta nota, además de Domingo de Irala, solo recuerda a Juan Fernández de Enciso, Pablo Zimbrón y Pedro Morán, por ser calles del barrio de Devoto, pero desconociendo por completo quiénes han sido y que razón histórica existió para que estas arterias lleven el nombre de los 3 personajes precitados.

Con respecto a Ana Díaz, muchos historiadores opinan que la dama ejercía la prostitución y que por esa virtud formaba parte integrante de la tripulación procedente de Asunción del Paraguay.

LAM.

AUDIENCIA PÚBLICA DEL 2/05/2012

Las comisiones de la Legislatura porteña trataron en 3 audiencias públicas los proyectos de ley que oportunamente habían sido aprobados y que para ser sancionados previamente requerían el aporte de asociaciones intermedias, vecinales y los propios afectados.

Luego de recepcionarse la opinión de los participantes estos proyectos serán nuevamente tratadas por la legislatura para obtener su aprobación definitiva. Dentro de las sugerencias que surgieron del plenario se consideró la protección de la sede central, la platea y el gimnasio del Club Ferro Carril Oeste, del conjunto de edificios pertenecientes al Hospital de Infecciosas Francisco Muñiz y del complejo Zanjón de Granados - Casa Mínima ubicado en la calle Defensa 755.

Por la tarde se debatió el proyecto de ley de autoría del diputado Álvaro González (PRO), sancionado el 14 de marzo pasado, que impulsa la catalogación con nivel de Protección Integral al complejo Zanjón de Granados-Casa Mínima. Entre los considerandos del dictamen de la Comisión de Planeamiento Urbano se subraya que: "Es la obra de arqueología más importante de la ciudad y que en los antiguos edificios restaurados se esconden más de 4 siglos de vida porteña. En las barrancas del Zanjón sitúan algunos historiadores el sitio de la primera fundación de Buenos Aires en 1536".

A continuación se prosiguió con la 2da. Audiencia Pública que estuvo referida al proyecto de ley presentado por el ex legislador Martín Hourest, que fuera aprobado el 1 de diciembre de 2011. Con esta ley se propiciaba la protección cautelar de la sede central y el gimnasio del Club Ferro Carril Oeste ubicada en Federico García Lorca Nº 350 y la protección estructural de la platea ubicada en Avellaneda 1240, en el barrio de Caballito.

En la tercera y última Audiencia fue considerado el proyecto de ley de los diputados Juan Carlos Cabandié y Gabriela Alegre del FPV, originalmente aprobado por la legislatura el 1/12/2011, propone la Protección Cautelar a un conjunto de Edificios pertenecientes al Hospital de infecciosas "Francisco Muñiz" ubicado en la calle Uspallata 2272 del barrio de Parque Patricios. Para justificar su proyecto, en esta ocasión hizo uso de la palabra el diputado Jorge Selser (Proyecto Sur) quien manifestó la necesidad de que el conjunto de edificios sea protegido por considerar que es un "hospital emblemático de la ciudad y de la Argentina construido en un momento en el que era fundamental asegurar la asepsia y se desarrollaba la bacteriología" y agregó en relación a la edificación que "se realizó en forma espaciada y con la arboleda adecuada".

Como se ha dicho, estos proyectados serán tratados nuevamente en el recinto ya enriquecidos con los aportes de los participantes de las 3 audiencias que se desarrollaron, cumpliendo los requisitos que en la materia determina la Constitución Porteña.

OLIMPIADAS 1952 - REINALDO GORNO GRANDE ENTRE LOS GRANDES

Generalmente cuando de deportes se trata, la historia, casi siempre, solo recuerda a los vencedores. Muy pocas veces –debido al exitismo cultural que nos caracteriza- las crónicas periodísticas se refieren a los “no triunfadores” y cuando ello ocurre poco y nada se habla acerca del esfuerzo que durante años debieron realizar para poder formar parte del grupo selecto con alguna posibilidad de participar en una olimpiada. Este evento planetario que se repite cada 4 años, quizás sea el único momento de encuentro humano en el que por unos días todo el mundo se congrega para ver a hombres y mujeres compitiendo sanamente representando a todas las naciones de la tierra.

Como en todas las épocas quienes eligen la práctica de disciplinas no rentadas, como es el caso de las carreras de fondo, nunca buscan recompensas materiales, sin embargo seguramente desde niños sueñan con poder participar en el evento deportivo más importante organizado por el hombre y cuando lo logran, la mayor gloria sin duda poder disputar la carrera considerada la madre de todas las batallas: “el maratón” que es la prueba atlética que cierra todas las olimpíadas y que evoca a los mensajeros de la antigua Grecia.

Pero son pocos los elegidos que pueden tener este privilegio porque previamente hay que transitar un camino arduo y trabajoso lleno de sacrificios y este fue el caso de nuestro atleta Reinaldo Berto Gorno, al que intentamos rendirle un humilde homenaje para que en su persona se recuerde a miles y miles de entusiastas atletas anónimos que cotidianamente intentan superarse más allá de los resultados obtenidos, porque el desafío del esfuerzo representa en sí una verdadera victoria.

Es por ello, que la figura del “Ñandú Correntino” debe salir del injusto ostracismo en el que el exitismo nacional lo ubica. Pareciera que solo gozan de la buena prensa los que llegan a lo más alto del podio marginando del recuerdo colectivo a titanes como Reinaldo Gorno, quien pese a haber sido el compatriota que lograra la última medalla de plata olímpica para el atletismo nacional, lamentablemente no ocupa el honroso sitial que le corresponde.

Posiblemente esto suceda porque Reinaldo Gorno ha sido coetáneo de otros ilustres deportistas que brillaron en la misma prueba que lo llevara a la consideración mundial, pero que tuvieron la fortuna de ganar la medalla de oro, a saber: Juan Carlos Zabala en los juegos olímpicos de Los Ángeles 1932 y luego Delfo Cabrera en Londres e1948 (casualmente la sede de las olimpiadas 2012).

La prueba que inmortalizó a Reinaldo Gorno se desarrolló en un circuito que recorría la periferia de la Ciudad de Helsinski y que como todos los maratones comenzaba y finalizaba en el estadio olímpico. Esta prueba fue muy importante en la historia del atletismo mundial pues el que arribó primero a la meta luego de 42.195 metros fue el legendario corredor Checoslovaco Emil Zapotek apodado “la locomotora humana” que hasta nuestros días es considerado como el más grande corredor olímpico en pruebas de semifondo de todos los tiempos y que en esta olimpiada hizo suyo también el maratón, teniendo el honor de escoltarlo a la edad de 33 años nuestro corredor correntino quien cruzara la meta 2minutos y 31 segundos después del vencedor, recorriendo el circuito en 2 horas, 25 minutos y 35 segundos y estableciendo en dicha oportunidad un nuevo récord nacional para la distancia.

Y para que la hazaña sea considerada en su real dimensión, cabría mencionar que el 6to. puesto le correspondió al también argentino y ganador de la maratón de Londres 1948, el recordado Delfo Cabrera, según lo podemos verificar en el cartel olímpico que se acompaña.

Pero como decíamos en párrafos anteriores, el objetivo de esta nota simplemente es rendirle un simple homenaje a Reinaldo Gorno, no solo al reconocido deportista sino también al hombre que ha sido un ejemplo de vida y al cual podemos considerarlo un santo…porque santo no es el que hace milagros sino es aquél que se traza un objetivo noble en la vida y lo cumple hasta el día de su partida siempre con armas dignas y sin propósitos subalternos y este es su caso. A tal punto, llegó su compromiso con el deporte que moldeara su vida que su trágica desaparición física lo encuentra trabajando activamente, pese a ser ya casi octogenario, en actividades vinculadas con el atletismo.

Nuestro campeón nació el 18 de junio de 1918 en el seno de una familia de origen italiano, en la misma tierra del libertador General José de San Martín, en el pintoresco pueblo de Yapeyú, sito en la “República de Corrientes”. Fue uno de los 11 hermanos del matrimonio Gorno y su adolescencia la pasó en la Provincia de Entre Ríos, para luego -como el que suscribe esta nota- radicarse definitivamente en Buenos Aires, ciudad en la que desarrolló su actividad laboral y al propio tiempo se dedicó al atletismo, especializándose en las carreras de largo aliento.

Como dijéramos en párrafos anteriores, el camino que conduce a una medalla olímpica se apoya en el esfuerzo cotidiano y no surge como consecuencia de un golpe azaroso. Mucho antes Reinaldo Gorno recorrió todos los peldaños que exige transitar la disciplina obteniendo títulos nacionales y sudamericanos, en una década en la que comparte los primeros planos con otras 2 grandes fondistas: Raúl Ibarra y Delfo Cabrera.

La hazaña de Reinaldo Gorno en Helsinski 1952 puede considerarse descomunal pues recién compite por primera vez en la prueba de los 42 km. a los 32 años, es decir, tan solo 1 año antes de su participación en las olimpiada, obteniendo la 2da. Posición detrás de Delfo Cabrera en el campeonato sudamericano de 1951 disputado en Buenos Aires. Alentado por este resultado el atleta correntino disputa en marzo de 1952 la prueba selectiva para las olimpiadas, quedando nuevamente 2º detrás de Delfo Cabrera pero en una competencia de medio maratón que habilita a ambos corredores para participar en los juegos.

¿Pero quién fue el vencedor de nuestro héroe nacional en Helsinski 1952?. Como ya lo expresáramos, fue ni más ni menos que Emil Zatopek, quien brillara en varias olimpiadas en las pruebas de semifondo y que fuera ganador además en la misma olimpiada de los 5.000 y 10.000 metros, para luego emprender el desafío del maratón con éxito, algo que ningún mortal lo pudo repetir hasta nuestros días.

Con respecto a la carrera que consagró a nuestro representante como medallista de plata, digamos que el triunfador ganó la prueba de punta a punta y que nuestro paisano con un planteo inteligente fue remontando posiciones a partir del 2º tramo de la carrera pasando del 4º lugar al 3º logrando alcanzar el 2º puesto pocos metros antes de la sentencia final, actuación ésta que lo consagrara en el firmamento internacional. Otra particularidad que tuvo el maratón de 1952 fue que los atletas que ocuparon las dos primeras posiciones en la prueba superaban los 30 años edad en la que hoy día pueden ser considerados ya como “veteranos”.

Merced a esta gran actuación a Reinaldo Gorno se le abren muchas puertas en el continente europeo pudiendo competir con la elite del atletismo mundial, para lo cual, debe radicarse en la hermosa ciudad de Viena junto a su coatch, logrando en el año 1953 el maratón de Dornbirn, en una jornada muy fría y ventosa, en la que marca 2h 33m 08s. Al año siguiente tuvo otra notable actuación al dominar el maratón organizado por el diario Ashai Shimbun en Nakamura (Japón) donde su registro fue de 2h 24m 55s, nuevo récord sudamericano para la época.

Esta prueba fue recordada porque fue la primera oportunidad en que los organizadores permitieron la inscripción de corredores extranjeros, teniendo el honor de inscribir su nombre como vencedor de esta maratón que luego fuera ganada por recordistas mundiales como Derek Clayton, Robert De Castella, y al último campeón olímpico Sammy Wanjiiru.

En el año 1954 Reinaldo Gorno obtiene el maratón de Enschede (Holanda) con 2h 26m3 3s, aventajando por un segundo a su compañero de entrenamientos, Osvaldo Suárez (otro notable corredor nacional). También en el año 1954 logra el 4º puesto en la multitudinaria maratón de Boston con 2h 20m 58s (pero con una distancia un poco inferior a la reglamentaria). Sin duda este año fue un hito muy importante en la vida del corredor correntino pues fue también el de su retiro de la práctica activa del atletismo mundial.

Lejos ya de las pistas y con un atletismo que ya no recibe el apoyo oficial que le dispensaba el peronismo, nuestro medallista olímpico vuelve a sus quehaceres cotidianos haciendo trabajos de plomería y al propio tiempo dedicándose a formar nuevas promesas nacionales.

Cuentan que al inicio de la década del 80 y a instancias de una firma de calzados deportivos se produjo el emocionado reencuentro del monstruo del atletismo mundial Emil Zapotek con nuestro baluarte nacional que tan dignamente lo escoltara en Helsinski 1952.

A los 76 años en el año 1994 mientras trabajaba como instructor deportivo en el Polideportivo de Quilmes, que hoy lleva su nombre, un grupo de delincuentes lo asaltó, falleciendo en la clínica donde se hallaba internado 15 días después.

Pero Reinaldo sigue vivo, porque sólo el olvido mata a los hombres…
LUIS ALBERTO MELLO

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