Se llamó originalmente “Marcha Patriótica”, 
              luego “Canción Patriótica Nacional”, después 
              “Canción Patriótica” y recién en 
              el año 1847 se lo llamó "Himno Nacional Argentino", 
              nombre que ha conservado hasta la actualidad. La versión 
              original del himno duraba 20 minutos y recién en 1924 fue 
              abreviado a 3,30 minutos. 
            Se 
              recuerda que el 24 de mayo de 1812 se presentó en la "Casa 
              de Comedia" de Buenos Aires la obra teatral "El 25 de 
              Mayo" de Blas Parera, referida a la revolución de Mayo 
              de 1810, la cual terminaba con un himno coreado por los actores. 
              Uno de los espectadores, el porteño Vicente López 
              y Planes, se sintió inspirado y esa misma noche escribió 
              la primera estrofa de un himno para reemplazar al español 
              al que posteriormente el catalán Blas Parera le pusiera la 
              música. 
            El 
              11 de mayo de 1813 la Asamblea Constituyente lo aprobó como 
              "Marcha Patriótica" y le ordenó a Blás 
              Parera una nueva partitura quedando la versión actual, luego 
              en 1817 el músico abandonó el país domiciliándose 
              primero en Río de Janeiro (Brasil) y finalmente en España, 
              donde murió.  
            La 
              letra original del Himno era marcadamente independentista y antiespañola, 
              como correspondía al espíritu de la época. 
              Tiempo más tarde la Asamblea del año XIII pide un 
              "arreglo" de la letra, para que el himno quedara más 
              acorde con los nuevos vientos que soplaban: Inglaterra se oponía 
              vigorosamente a todo intento de autonomía en las colonias 
              de España, su aliada en la guerra contra Napoleón. 
              El embajador británico, Lord Strangford, hace saber al gobierno 
              de Buenos Aires "lo loco y peligroso de toda declaración 
              de independencia prematura". 
            Desaparecen 
              entonces estrofas que anunciaban que "se levanta a la faz de 
              la Tierra una nueva y gloriosa Nación". Se infiltran, 
              en cambio, conceptos monárquicos tan en boga entonces. No 
              extraña entonces la aparición del "ved en trono 
              a la noble igualdad", afrancesamiento relacionado con el propósito 
              de coronar al duque de Orleans , o el otro párrafo "sobre 
              alas de gloria alza el pueblo, trono digno a su Gran Majestad", 
              estrofa desaparecida luego en la versión definitiva; o también 
              cuando se expresa "ya su trono dignísimo abrieron, las 
              Provincias Unidas del Sur". 
            En 
              1860 se produce otra nueva modificación encomendada al músico 
              Juan Pedro Esnaola, quien realiza una versión orquestada 
              más rica desde el punto de vista armónico. 
            Una 
              vez desaparecido el furor de la contienda contra España, 
              en aras de un acercamiento político con ésta, debido 
              a numerosas críticas por parte de representantes diplomáticos 
              españoles, la canción nacional sufre en su letra una 
              modificación a fin de no contener ningún concepto 
              peyorativo para otros países. 
            Durante 
              la segunda presidencia del genocida general Roca, el 30 de marzo 
              de 1900 mediante un decreto refrendado con las firmas de los ministros 
              Luis María Campos, Emilio Civit, Martín Rivadavia, 
              Felipe Yofre, José María Rosa y Martín García 
              Merou se dispone que: 
            "Sin 
              producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él 
              estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente 
              tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que 
              armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles 
              que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse 
              para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan 
              las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el presidente de la 
              República, en acuerdo de ministros decreta: 
            Artículo 
              1°. En las fiestas oficiales o públicas, así como 
              en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán 
              la primera y la última cuarteta y el coro de la Canción 
              Nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de mayo de 1813". 
            Desaparecieron 
              así las marciales referencias a "los bravos (por los 
              argentinos) que unidos juraron su feliz libertad sostener, a esos 
              tigres sedientos de sangre (por los españoles] fuertes pechos 
              sabrán oponer". También se quitó el párrafo: 
              "Son letreros eternos que dicen: aquí el brazo argentino 
              triunfó, aquí el fiero opresor de la Patria [por el 
              soldado español] su cerviz orgullosa dobló". 
            Hoy 
              en día la versión vigente del Himno corresponde a 
              la transcripción realizada por Luis Larreta, que se ajusta 
              a lo acordado el 25 de septiembre de 1928 por el Poder Ejecutivo 
              de la Nación. 
             
              Letra original: 
            I 
            ¡Oíd, 
              mortales!, el grito sagrado: 
              ¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad! 
              Oíd el ruido de rotas cadenas 
              ved en trono a la noble igualdad. 
              Se levanta a la faz de la Tierra 
              una nueva y gloriosa Nación 
              coronada su sien de laureles 
              y a sus plantas rendido un león. 
            CORO: 
              (Originalmente al final de cada párrafo). 
            Sean 
              eternos los laureles 
              que supimos conseguir: 
              coronados de gloria vivamos, 
              o juremos con gloria morir. 
            II 
            De 
              los nuevos campeones los rostros 
              Marte mismo parece animar 
              la grandeza se anida en sus pechos 
              a su marcha todo hacen temblar. 
              Se conmueven del Inca las tumbas 
              y en sus huesos revive el ardor 
              lo que ve renovando a sus hijos 
              de la Patria el antiguo esplendor. 
             
              CORO 
            III 
            Pero 
              sierras y muros se sienten 
              retumbar con horrible fragor 
              todo el país se conturba por gritos 
              de venganza, de guerra y furor. 
              En los fieros tiranos la envidia 
              escupió su pestífera hiel. 
              Su estandarte sangriento levantan 
              provocando a la lid más cruel. 
            CORO. 
            IV 
            ¿No 
              los veis sobre Méjico y Quito 
              arrojarse con saña tenaz, 
              y cuál lloran bañados en sangre 
              Potosí, Cochabamba y La Paz? 
              ¿No los veis sobre el triste Caracas 
              luto y llanto y muerte esparcir? 
              ¿No los veis devorando cual fieras 
              todo pueblo que logran rendir? 
            CORO. 
            V 
            A 
              vosotros se atreve, argentinos 
              el orgullo del vil invasor. 
              Vuestros campos ya pisa contando 
              tantas glorias hollar vencedor. 
              Mas los bravos que unidos juraron 
              su feliz libertad sostener, 
              a estos tigres sedientos de sangre 
              fuertes pechos sabrán oponer. 
            CORO. 
            VI 
            El 
              valiente argentino a las armas 
              corre ardiendo con brío y valor, 
              el clarín de la guerra, cual trueno, 
              en los campos del Sud resonó. 
              Buenos Aires se pone a la frente 
              de los pueblos de la ínclita Unión, 
              y con brazos robustos desgarran 
              al ibérico altivo león. 
            CAORO. 
            VII 
            San 
              José, San Lorenzo, Suipacha. 
              Ambas Piedras, Salta y Tucumán, 
              la colonia y las mismas murallas 
              del tirano en la Banda Oriental, 
              son letreros eternos que dicen: 
              aquí el brazo argentino triunfó, 
              aquí el fiero opresor de la Patria 
              su cerviz orgullosa dobló. 
            CORO. 
            VIII 
            La 
              victoria al guerrero argentino 
              con sus alas brillantes cubrió, 
              y azorado a su vista el tirano 
              con infamia a la fuga se dio; 
              sus banderas, sus armas se rinden 
              por trofeos a la Libertad, 
              y sobre alas de gloria alza el Pueblo 
              trono digno a su gran Majestad. 
            IX 
            CORO. 
            Desde 
              un polo hasta el otro resuena 
              de la fama el sonoro clarín, 
              y de América el nombre enseñando 
              les repite: ¡Mortales, oíd! 
              Ya su trono dignísimo abrieron 
              las Provincias Unidas del Sud! 
              Y los libres del mundo responden: 
              ¡Al gran Pueblo Argentino, salud! 
            CORO 
              FINAL. 
            Sean 
              eternos los laureles 
              que supimos conseguir: 
              coronados de gloria vivamos, 
              o juremos con gloria morir 
                |