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25/11/2011
SIN ABOGADOS PARA ATENDER JUICIOS DE CROMAGNON


Cromañón no tenía salidas de emergencia acordes a las normativas

Para atender los 1400 juicios por Cromañón, donde el Gobierno porteño es querellante o demandado, la Procuración de la Ciudad dispone de ocho abogados que tienen cerca de 180 causas cada uno. Lo informó la AGCBA en su informe, donde, además, aseguró que se tomaron 22 letrados más, pero que solo llevan en promedio de “seis causas cada uno”. No se cargaron al sistema los montos reclamados al Estado en 105 casos
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Un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) reveló que hay una “insuficiente cantidad de abogados” para tratar los 1400 juicios de Cromañón: son solo ocho los letrados que llevan adelante casi la totalidad de las causas. De todas formas, el organismo remarcó el buen desempeño de los profesionales.

Estos datos se desprenden de la evaluación que llevó adelante el organismo de control sobre la labor del Departamento de Responsabilidad Aquiliana de la Procuración General de la Ciudad sobre todas las causas de Cromañón. Las tareas de campo fueron realizadas de agosto a junio de 2011 y el informe se aprobó por unanimidad en noviembre. El Departamento en cuestión es el que “se encarga de intervenir en todo proceso judicial que reclame daños y perjuicios al Gobierno porteño, con excepción de aquellos de origen contractual” donde el vínculo con el Estado tiene origen en un contrato.

Sus ocho abogados “tienen entre 154 y 180 causas cada uno”. Por ello, el sector auditado “solicitó que le fueran asignados más profesionales desde otras áreas de la Procuración”. El reclamo se hizo efectivo y “le enviaron 22 letrados, pero solo llevan en promedio seis causas cada uno”.

Sin embargo, a pesar de la clara “insuficiencia de recursos humanos” señalada por el organismo de control, en el informe se hace hincapié en “la buena gestión de las tareas, que surge de la voluntad de cooperación, colaboración y organización de los abogados”. Este punto fue señalado por la AGCBA como la “principal fortaleza del área auditada”.

Entre otras cuestiones, la falta de personal trae como consecuencia “una debilidad del control interno”, por ejemplo, “hay 105 juicios que no tienen cargada en la base de datos del Sistema de Seguimiento de Juicios los montos que se le reclaman al gobierno de la Ciudad” (se estima que los reclamos por la causa Cromañón “suman más de $800 millones”), hay otros 31 procesos que ni siquiera tienen el número de carpeta interna del juicio. Además, los auditores detectaron la “carencia de recursos informáticos (faltan impresoras en proporción a la cantidad de profesionales que trabajan) y mobiliario para el resguardo físico, seguro e íntegro de los expedientes”.

Cromañón según la AGCBA

El organismo de control hizo una breve reseña del suceso Cromañón en estos términos: “el día 30 de diciembre de 2004 estaba prevista la realización de un recital del grupo musical `Callejeros´ en el local denominado `República de Cromañón´, cuya explotación comercial estaba a cargo de Omar Chabán” y que, si bien, “la cantidad de personas que ingresaron al local no pudo ser determinada con exactitud, se estima que superaba las 3000”, tres veces más de lo permitido.

Entre los “factores determinantes” que desencadenaron la tragedia, la Auditoría porteña destacó en su informe los siguientes:

-La cantidad de espectadores triplicaba el máximo permitido en la habilitación

-Los matafuegos no estaban en condiciones de ser utilizados y carecían de tarjeta de habilitación municipal: de los 15 extinguidores manuales, diez se encontraban sin presión y solo cinco tenían carga; de estos solo tres tenían el precinto de plástico obligatorio y dos se encontraban vencidos desde octubre de ese año.

- Únicamente funcionaba uno de los tres extractores de aire instalados.

-El certificado de prevención contra incendios había caducado hacía dos meses.

-El local no estaba preparado ni autorizado para la realización de recitales.

-El establecimiento no tenía salidas de emergencia acordes a las exigencias normativas.

República de Cromañón dejó 193 muertos y 1524 lesionados, según lo expone el Poder Judicial de la Nación en la sentencia del juicio oportunamente dictada.

MEDIDA DE FUERZA EN EL HOSPITAL GUTIERREZ

EL miércoles 23 de noviembre, médicos, profesionales, enfermeros y técnicos del hospital de Niños Ricardo Gutiérrez realizaron la 17º medida de fuerza en lo que va del año (todo un récord) y luego de concentrarse en el hall central se dirigieron a efectuar sus reclamos ante la jefatura de gobierno porteña, donde fueron acompañados por docentes e integrantes del teatro Colón que se sumaron a la protesta.

Silvia De Francesco, Secretaria General de la Filial Gutiérrez, enumeró una serie de reclamos que no han sido escuchados por la administración macrista, entre ellos incluyó “los bajos salarios que se cobran en el sector; por la política de persecución a los trabajadores que expresan sus desacuerdos con la profundización de la política de achicamiento y avasallamiento de lo público por parte del gobierno (persecución ideológica y gremial) y el rechazo unánime al decreto del Ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, según el cual profesionales de la salud que desde hace muchos años ejercen funciones de alta responsabilidad institucional con total idoneidad, y sin cobrar suplemento alguno por ejercer esas funciones, no pueden presentarse ahora a los concursos que después de muchos años finalmente se han abierto por no ser médicos; exigieron también que los residentes gocen de los mismos derechos y licencias que los profesionales de planta y que los enfermeros sean considerados profesionales". Estos son algunos de los reclamos que formularon los representantes de los trabajadores de la salud de la ciudad.

UBA - DETECCIÓN DE RAYOS CÓSMICOS

En noviembre de 2008 se inauguró en Mendoza el observatorio de rayos cósmicos Pierre Auger, el proyecto de astrofísica más grande del mundo. el físico egresado de la UBA Javier Tiffenberg, integrante de uno de los grupos de investigación que trabajan en el emprendimiento, NOS brinda detalles sobre esta iniciativa y explica qué son estas partículas que llegan desde el espacio y bombardean permanentemente el planeta y por qué se eligió a la Argentina para instalar el proyecto.

El equipo de investigadores está conformado por unos 400 científicos de unos 20 países; la inversión total será de USD. 58 MM.; tiene una extensión de 3.000 km2; se habilitaron 1.600 tanques detectores de partículas; 24 telescopios de fluorescencia y el proyecto tendrá una vida de 20 años. Estos son algunos ítems a considerar para dimensionar la magnitud del observatorio Pierre Auger, proyecto que la UNESCO decidió en 1995 que tuviera su sede en Argentina, en la localidad mendocina de Malargüe.

El observatorio tiene por objeto la detección de las partículas subatómicas que llegan a la Tierra desde el espacio exterior y que son denominadas rayos cósmicos, poniendo especial énfasis en los de ultra alta energía. Esta energía es 100 millones de veces mayor que la que puede utilizarse para cargar una partícula subatómica con los más potentes acelerados construidos en el mundo, como el flamante LHC (Large Hadron Collider). El inconveniente es que este tipo de rayos cósmicos resulta de muy difícil detección ya que llegan muy pocos, apenas uno por km2 por siglo.

El físico Javier Tiffenberg que nos ha atendido y facilitado nuestra tarea haciendo la nota bien accesible está dedicado a la detección de neutrinos de alta energía, partícula que postulan diversos modelos teóricos pero que nunca, hasta ahora, pudo ser observada (los neutroninos supuestamente son más veloces que la luz).

Tiffenberg acaba de presentar los resultados del trabajo del grupo en Polonia, en la International Cosmic Ray Conference (ICRC), una de las conferencias sobre rayos cósmicos más importantes del mundo.

-¿Qué significa la denominación “rayos cósmicos”?.

-Rayo cósmico es un término genérico empleado para llamar un montón de cosas diferentes que llegan a la atmósfera terrestre desde el espacio exterior. En general, hace referencia a partículas subatómicas masivas como protones, núcleos de hierro, núcleos de helio, etc. Pero también se incluyen partículas que no tienen masa como los fotones. Pueden venir de objetos cercanos o desde muy lejos. De baja energía llegan muchísimos, nos atraviesan todo el tiempo. Por ejemplo, en diez cm2 que es la superficie de una mano, nos atraviesa uno por segundo. A medida que uno va subiendo en energía cada vez llegan menos partículas. Auger es un experimento que va a durar 20 años, según está planificado. La idea de que dure todo este tiempo responde a que de muy alta energía llegan muy pocos rayos: uno por kilómetro cuadrado por siglo. Entonces, para tener suficiente información, se necesita mucho tiempo de observación.

-¿Los rayos cósmicos pueden representar algún peligro para la vida?

-Los rayos cósmicos existen desde que existe la atmósfera en la Tierra y desde antes también. Por lo tanto, toda la vida en la Tierra ha evolucionado con la presencia de rayos cósmicos. Hay otras radiaciones naturales que están en la Tierra, que son mucho más peligrosas para la vida que los rayos cósmicos. Pero, a la vez, es cierto que los rayos cósmicos no son inocuos por completo. Las chances de que una partícula de alta energía modifique el ADN no son despreciables. Pero, lo que sucede, es que cuando llegan a la atmósfera es como si chocaran contra una pared. Tal vez hayan escuchado que la energía y la materia se pueden convertir la una en la otra, el famoso postulado de Einstein. Bueno, cuando llega una partícula de muy alta energía y choca con alguna molécula de aire que está en la atmósfera, parte de su energía puede ser transformada en nuevas partículas y, a su vez, estas nuevas partículas también tendrán muchísima energía. Con muy alta probabilidad van a interactuar muy pronto con moléculas de la atmósfera y van a generan nuevas partículas que también tendrán alta energía, y así sucesivamente. Así se genera una especie de efecto cascada y, al final, a la superficie de la Tierra tal vez lleguen millones de partículas pero de menos energía, con lo que es muy difícil, casi imposible, que nos pegue una partícula de alta energía.

-¿Es verdad que a partir de los rayos cósmicos podría obtenerse información acerca de los orígenes del Universo?

-Es cierto. Y es cierto de muchas maneras. Hay que pensar que se detectan partículas que provienen de distancias enormes y que traen información que no puede obtenerse de otro modo. Por ejemplo: cómo son los campos magnéticos entre galaxias, cuál es la cantidad de materia que hay en distintos lugares, o cuáles son los mecanismos de aceleración que producen estos rayos cósmicos. Puede conocerse muchísima información o parámetros del Universo que hoy se ignoran e incorporarlos en los modelos actuales y, de esta manera, conocer mejor el Big Bang.

-Esas partículas que llegan desde tan lejos ¿pudieron haberse generado apenas momentos después del Big Bang?

-Existe algo llamado “radiación cósmica de fondo” que son fotones que se generaron muy cerca del Big Bang y que todavía están circulando por el Universo. Pero las partículas de alta energía que nosotros vemos, si bien pueden venir de muy lejos -y cuanto más lejos, más atrás en el tiempo-, no esperamos que vengan de tan atrás, porque si vinieran de tan atrás deberían haberse frenado justamente por su interacción con la radiación cósmica. De todas maneras nos traen información de objetos astronómicos que están muy lejos de nosotros y es una nueva forma de acceder a ellos. Con los nuevos observatorios como Auger, se dio comienzo a un nuevo tipo de astronomía que se podría llamar “astronomía material”, que es un término que en algún momento leí y me pareció una metáfora muy buena, porque uno empieza a saber cosas de objetos lejanos, a partir de pedacitos de materia que nos llegan de ellos.

-¿Por qué eligieron instalar el proyecto Pierre Auger en Argentina?

-El proyecto Auger es una colaboración internacional que se inició hace unos 15 o 20 años, y se pensó como un experimento que pueda detectar rayos cósmicos a gran escala. Como llegan tan pocos, se necesitaba que el lugar fuera enorme, del orden de los 3.000 km2, que son como veinte Buenos Aires. Se buscaba que estuviera en el hemisferio sur porque otros experimentos similares pero más chicos habían estado en el hemisferio norte. En cuanto a las características que tenía que tener el lugar para emplazar el observatorio, se requería que fuera elevado, de alrededor de 1.400 metros por encima del nivel del mar, que fuera una planicie, que tuviera muy buenas condiciones climatológicas, aire limpio, con pocas basuras y aerosoles, y sin luz de ciudades, entre otras cosas. Esto significaba áreas enormes, poco habitadas y que estuvieran elevadas. No son muchos los lugares que pueden reunir todas estas características. En definitiva quedaron dos o tres, entre los cuales estaba Malargüe. Por último, ganó Argentina porque tiene una comunidad importante de físicos que podía aportar y trabajar en el experimento.

-¿Cuáles son las diferencias entre un observatorio tradicional con un telescopio óptico y un proyecto como el Auger?

-Con un telescopio óptico se pueden observar hasta pequeños detalles de los objetos que se estudian. Con la astronomía material los detalles finos de los objetos no van a poder determinarse, al menos con la tecnología actual y con la que habrá por mucho tiempo. Entonces, uno tiene que cambiar la idea. No se va a hacer una imagen hermosa de un objeto estelar, pero sí, al mirar una región grande del espacio, podrá decirse si la partícula viene de acá o de allá.

-¿Otra diferencia es que en observatorios como el Auger uno debe estar a la espera de los objetos?

-Claro, no los puede ir a buscar. Alguien podría preguntar: “¿Si estos rayos de tan alta energía llegan y colisionan en la atmósfera, para qué construyen el LHC?” Bueno, la respuesta es que en el LHC, cuando se genera una colisión, se produce en un lugar hacia donde están apuntando impresionantes detectores de centenas de toneladas que están mirando ese punto para captar todo lo que sucede. Cuando llega un rayo cósmico, uno no tiene idea de por dónde va a pasar. No se pueden tener detectores que vean con ese nivel de detalle. Uno observa con un detalle muchísimo más grueso.

-¿Podríamos decir que en Auger hay numerosos detectores distribuidos a lo largo de todo el campo, que están prendidos todo el tiempo y graban toda la información que captan. Entonces, cuando pasa el rayo eso queda grabado y después se analiza esa información?

-Exactamente. No es que uno esté mirando en tiempo real y forme la imagen. Hay todo un procesamiento de los datos y una reconstrucción posterior del evento de rayo cósmico hasta que pueda llega a decirse: “Sí, vino un rayo cósmico de tanta energía, de tal dirección”.

-¿En qué consiste tu trabajo en el proyecto Auger?

-Los rayos cósmicos son un término general para todo tipo de partículas que llegan desde el espacio, entre ellas, neutrinos. Los neutrinos de alta energía son partículas subatómicas muy difíciles de detectar. Yo estoy trabajando, en colaboración con un grupo de España, en la detección de neutrinos de ultra alta energía. Su importancia radica en que, según nuestro entendimiento actual, por cada rayo cósmico de alta energía que llega al planeta tendría que haber al menos un neutrino de alta energía. Sin embargo, hasta el momento no se ha detectado ninguno.

-Es decir que es un postulado de los modelos teóricos que requiere comprobación.

-Es un resultado esperado en el que coinciden distintos modelos teóricos que compiten entre sí. Pero, como son tan difíciles de detectar, el hecho de que no los hayamos visto hasta ahora no destruye las teorías. Para lograrlo, como nunca vimos uno, tenemos que definir cómo creemos que se vería y después buscarlo en los datos obtenidos por el observatorio.

-¿Con la tecnología utilizada en el Auger deberían detectarse esas partículas?

-Tenemos esa esperanza. Pero, aunque no veamos nada, sigue siendo un resultado interesante. Alguien dijo que la física de neutrinos es el arte de aprender mucho sin ver nada. Hace poco tiempo también se inició un experimento en el hielo llamado IceCube, que apunta a detectar neutrinos, si bien no de tan alta energía como se esperaría ver en Auger, en un nivel en el que uno espera que sean más numerosos. Si IceCube empieza a dar resultados nos daría más esperanzas de que nosotros en Auger los vayamos a ver

Gentileza: Infouniversidades.

 
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