02/07/2011 |
FERIA
DE MATADEROS: PATRIMONIO PORTEÑO |
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Su
declaración fue aprobada el jueves 16 de junio de 2011 por
la tarde en la Sesión Ordinaria que se realizó en la
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Declarada Bien Integrante
del Patrimonio Cultural de la Ciudad, Feria de las Artesanías
y Tradiciones Populares Argentinas del barrio de Mataderos.
La Feria se encuentra ubicada en Av. Lisandro de la Torre y Av. de
los Corrales en el ex MERCADO NACIONAL DE HACIENDA.
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ALGUNAS
CITAS Y DICHOS DE FACUNDO CABRAL… |
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Vamos
a recordar brevemente algunas reflexiones y dichos que caracterizaban
a nuestro querido Facundo Cabral, recientemente asesinado en Guatemala
por sicarios a sueldo. Hace unos años la legislatura de la
CABA lo había declarado ciudadano ilustre de la Ciudad y más
que merecido lo tenía, ya que con sus canciones millones de
argentinos fuimos formándonos y haciendo propio los valores
más trascendentes de nuestra existencia. GRACIAS FACUNDO ESTAS
VIVO EN EL CORAZON DEL PUEBLO. “Cada
mañana es una buena noticia, cada niño que nace es
una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada
cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos.
Todo esto y mucho más, lo aprendí de mi madre, se
llamaba Sara, la elegí como madre por la misma razón
por la que Dios la eligió como hija. Nunca pudo aprender
nada puesto que, cada vez que estaba por aprender, llegaba la felicidad
y la distraía. Nunca usó agenda porque hacía
sólo lo que amaba y eso, se lo recordaba el corazón.
Se dedicó sólo a vivir y no le quedó tiempo
para otra cosa.”
“Me
marché del pueblo dejando una novia. Muchos años después,
al volver, me encontré una cuñada. Me quedé
mirándola y, al ver lo que había hecho el tiempo con
ella, me acerqué a mi hermano y le dije: ¡ Gracias¡.
En aquella ocasión, mi hermano, acudió borracho a
una fiesta del pueblo y sacó a bailar a una gorda vestida
de negro, la que le dijo: No quiero bailar con usted por tres razones,
porque usted está borracho, porque no sé bailar y
porque soy el obispo!”.
“Me
sorprendí cuando los periodistas corrieron a la casa de la
madre de García Márquez, tras haber ganado éste
el Nóbel. Todos estaban deseosos de conocer la opinión
de la madre de Gabo, a lo que la señora les contestó:
Yo no se nada de literatura, yo sólo sé que el Gabo
tiene mucha memoria porque todo eso que escribió se lo contaron.
Esto me recuerda al inefable Juan Rulfo, cuando las gentes le pedían,
casi le reclamaban del porque no escribía, a lo que él
respondió: No escribo porque la gente que me contaba las
cosas, se murió.”
“Me
gusta volver a Roma, principalmente al Trastébere. Una tarde
de otoño me encontré, en el Campo di Fiori con un
señor al que todos quisimos mucho. Le estaba echando migas
a las palomas. En aquella época el maestro tenía 88
años. Estaba allí, con su mujer. No me pude resistir;
me acerqué y le dije: Es usted quien yo creo ?. Me contestó.
¡Yo soy el que tú quieras!. Entonces le dije: ¡Es
usted el maestro!. A lo que me respondió, el maestro es el
que te puso a ti delante de mí, y a mí delante de
ti, yo sólo soy Arthur Rubinstein”.
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EL
CHUPADERO DE LAS GALERIAS PACIFICO |
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Un pasado oscuro. En el subsuelo del centro comercial se encontraron
en 1987 quince pequeñas celdas. La historia oculta del centro
clandestino que funcionó en los sótanos de las Galerías
Pacífico en la última dictadura.
Edificios públicos, dependencias militares y policiales, terrenos
presuntamente abandonados e incluso casas particulares. Durante la
última dictadura, cualquier lugar podía ser reacondicionado
para transformarse en un Centro Clandestino de Detención y
Exterminio (Ccde). Y el edificio donde hoy se encuentran las Galerías
Pacífico no fue la excepción: en sus sótanos
funcionó uno de los tantos chupaderos que se encargaron de
la muerte y desaparición sistemática de miles de personas.
En 1889, se levantó el emblemático edificio que aún
hoy ocupa la manzana comprendida por las calles Viamonte, San Martín,
la peatonal Florida y la avenida Córdoba. Su propósito
era albergar las elitistas tiendas de Bon Marché, convirtiéndose
así en la sucursal sudamericana de la casa de ropa parisina.
Pero, por distintos problemas, el negocio no fue rentable y se abandonó
al año siguiente. Al poco tiempo, la flamante compañía
de trenes Buenos Aires al Pacífico puso allí sus oficinas
y para 1930 ocupaba la totalidad del edificio. El viento de cola que
trajo la posguerra reactivó la idea de colocar negocios en
la desolada planta baja. Durante los años siguientes, se abrieron
y se cerraron distintos locales pero a principios de la década
del ’70 se clausuraron todos los negocios. Fue entonces cuando
comenzó a operar allí la Superintendencia de la Policía
Ferroviaria.
Durante los primeros años de la dictadura que comandó
Jorge Rafael Videla el edificio estaba aparentemente inactivo, ya
que en los pisos superiores se encargaban de la restauración
de frescos y murales. Pero el acceso de la calle Viamonte, que comunica
directamente a los subsuelos, se ocupaba para tareas un tanto diferentes.
Recién en 1987, durante la filmación de la película
Las esclavas, los trabajadores del Sindicato de la Industria Cinematográfica
(Sica) se percataron de la existencia de un polígono de tiro,
quince pequeñas celdas, inscripciones en las paredes y restos
de prendas personales. Carlos Borcosque y Salvador D’Antonio
eran –respectivamente– el director y el productor de aquel
film. Consultados por este diario, dijeron no recordar nada de lo
acontecido.
Desde Sica alertaron en ese momento a las Madres de Plaza de Mayo,
quienes lo denunciaron en su periódico en junio de ese mismo
año sin que ningún medio u organismo le diera relevancia.
Pero en 1990 las tareas de remodelación para instalar allí
el flamante centro comercial Galerías Pacífico (ver
aparte) volvieron a dejar en evidencia las esquirlas de la represión:
un grupo de albañiles que trabajaban en las obras le dieron
un nuevo impulso a la denuncia y gracias a la ayuda de Jorge Caneilles,
un difunto gremialista de la construcción, difundieron la noticia.
De inmediato, Carlos Zamorano y Raúl Schnabbel, abogados de
la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, denunciaron el hallazgo
ante la Cámara Federal. Al día siguiente, periodistas,
fotógrafos e integrantes de organismos de derechos humanos
acudieron al lugar para documentar las evidencias.
Mercedes Meroño, integrante de Madres y presente en aquella
oportunidad relata la experiencia a Miradas al Sur y anticipa el desenlace:
“Había ropa, zapatillas y sectores enrejados. Las persianas
estaban bajas; todo muy sucio. Yo vi todo eso y después nadie
hizo nada, no lo tomaron como evidencia y limpiaron todo”.
Luis Moreno Ocampo era por entonces fiscal de la Cámara Federal.
Fue él quien tomó cartas en el asunto. Aseguró
que entre 1977 y 1981 había funcionado allí un Ccde
integrado al circuito ABO (Atlético-Banco-Olimpo), bajo la
supervisión del ex general Guillermo Suárez Mason, por
entonces jefe del Primer Cuerpo del Ejército. Agregó
que Raúl Guglielminetti y Juan Antonio Colores Del Cerro habían
estado a cargo de los tormentos y estableció que el lugar pertenecía
desde 1973 no sólo a la Policía Ferroviaria sino también
a Coordinación Federal.
Por último, Moreno Ocampo ordenó un recurso de no innovar
para detener las obras de remodelación y poder llevar a cabo
una inspección ocular en los sótanos. El objetivo era
incluir el ex Ccde en la causa 450, que investigaba los crímenes
cometidos por el Primer Cuerpo del Ejército.
En los medios, comenzaba a hablarse de que allí podría
haber sido conducida Carmen Candelaria Román –aún
desaparecida–, secuestrada por un grupo de tareas junto a seis
compañeros del Partido Comunista el 20 de mayo de 1977 en la
puerta del local que el partido aún tiene sobre la avenida
Callao. Cesáreo Arano, Isidro Gómez y Luis Cervera Novo,
secuestrados junto a Román, también permanecen desaparecidos.
Miguel Lamotta, Miguel Ángel Prado y Juan Carlos Comínguez
–detenidos en el mismo operativo– recuperaron la libertad
tres días más tarde, aunque nunca pudieron precisar
dónde habían estado.
La periodista Lila Pastoriza, en el artículo titulado Las dos
manos del Cóndor, publicado en Página/12 en 2001, relacionaba
esta operación con la acción simultánea de la
Dina, la policía secreta de Chile, que había detenido
en suelo argentino a comunistas chilenos en estrecha colaboración
con la Side local. El móvil, según Pastoriza, era desbaratar
el financiamiento de los partidos a ambos lados de la cordillera.
Así las cosas, sólo era cuestión de tiempo para
señalizar los subsuelos del inminente shopping como uno de
los tantos resabios de la feroz represión estatal. Pero el
día que debía producirse la inspección, los sótanos
decidieron inundarse con el aceite de las calderas que allí
funcionaban, por lo que hubo que dejar pasar tres días para
acceder al lugar. El aceite bajó, y de pronto no quedaban rastros
de ningún tipo.
Moreno Ocampo, en un súbito revés, afirmó entonces:
“No hay pruebas de que aquí haya funcionado un centro
clandestino de detención”. Al día de hoy asegura
haber hecho lo posible por incluirlo en la causa, pero se vio impedido
por la falta de evidencia. Sin pruebas no hubo investigación,
la denuncia fue desestimada y el descubrimiento se hundió en
el olvido. En cuanto a los responsables, las leyes de Obediencia Debida
y Punto Final se habían ocupado de exculpar a la mayoría.
Los venideros indultos del menemato terminarían la tarea.
Para 1994, el paseo comercial Galerías Pacífico marchaba
a todo vapor. Turistas y porteños se deleitaban con los murales
de Antonio Berni o la cúpula tramada por Raúl Soldi,
mientras compraban los más lujosos artículos importados
en casas de primera marca.
Durante ese tiempo, un fotógrafo de la televisión portuguesa
solicitó permiso para filmar en sus instalaciones, a fin de
obtener escenas para un videoclip del nuevo disco de Fito Páez.
Tamaña fue su sorpresa cuando identificó el mismo piso
que él había visto mientras estaba detenido ilegalmente
en la pasada dictadura. “Actualmente, está citado para
dar testimonio, pero está residiendo en Portugal y tiene identidad
reservada”, aclara a Miradas al Sur Sara Bouillet, del Instituto
Espacio para la Memoria.
Si bien Bouillet no confía demasiado en que el fotógrafo
se presente a declarar, asegura que intentarán que la Legislatura
porteña reconozca y señalice el lugar como ex Ccde.
Además, advierte que aún quedan muchos otros ex centros
que aún no se han podido localizar. Lo mismo opina Carlos Zamorano,
uno de los abogados que denunció el hallazgo: “Es probable
que el número de ex Ccde llegue a más de quinientos.
El problema está en que hay mucha gente que ya no quiere declarar
por el fuerte trauma que le generó la represión. Recién
en estos últimos años comenzaron a animarse”.
• IRREGULARIDADES. La concesión, un negociado más
del menemismo
Apenas dos meses antes que el descubrimiento del ex centro clandestino
en las Galerías Pacífico saltara a los medios, el abogado
Julio Raffo –actualmente, legislador por Proyecto Sur–
alertaba en el diario Sur del 9 de abril de 1990 sobre la inquietante
adquisición del edificio de la avenida Córdoba por parte
de la firma Galerías Pacífico S.A.
El lugar que originalmente sería destinado al “Proyecto
Imaginario para América Latina” (propuesta impulsada
por Fernando Pino Solanas y Julio Bárbaro) era en ese entonces
propiedad de Ferrocarriles del Estado, aunque ya había sido
transferido a la órbita de la Subsecretaría de Cultura.
Sin embargo, el 27 de noviembre de 1989, Ferrocarriles decidió
convocar –sin difundirlo– a un concurso privado para adjudicar
el inmueble. Al día siguiente, se preadjudicaba a Galerías
Pacífico S.A., firma creada tan solo cuatro días antes,
con trámite de inscripción ni siquiera en trámite
y sede social en el domicilio familiar de su síndica suplente.
Tampoco tenía empleados inscriptos.
De todas maneras, esto no impidió que Ferrocarriles calificara
a la empresa de “primera línea y con reconocido prestigio”
o hacer hincapié en “la idoneidad específica de
la adjudicataria, que resulta decisiva tratándose de un inmueble
que ha sido declarado monumento histórico nacional”.
Para fin de ese mismo mes, se le adjudicó por treinta años
la explotación comercial a la joven sociedad. Según
Raffo, fue “un negociado más del menemismo”, en
este caso entre el propio Carlos Menem y el empresario Mario Falak.
Fuente: Miradas al Sur.
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INCLUSIÓN
CULTURAL: TÍTERES JULIO 2011 |
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El
programa Inclusión Cultural – Arte con todos en conjunto
con la Cooperativa La Calle de los Títeres continúa
ofreciendo el ciclo de espectáculos con el viejo y mágico
arte de los títeres.
JULIO: Cronograma de funciones:
Viernes 8: 14,00 hs. Herrera 594.
Viernes 15: 17,30 hs. Comedor Amor y Paz. Luna y Orma Villa 21-24.
Barracas.
Sábado 16: 13,00 hs. Homero 2156. Barrio Cildañez.
Miércoles 20: 15,00 hs. Galpón bajo Autopista. Barrio
Mujica. Villa 31. Retiro.
Jueves 21; 14,00 hs. Montesquieu y Río Cuarto. Villa 21. Barracas.
Domingo 24: 16,00 hs. Salta 2290.
Jueves 28: 15,00 hs. Charrúa 2900.
La propuesta es gratuita y abierta.
ARTE CON TODOS
Desde el Programa Inclusión Cultural – Arte con Todos
se propone la creación de espacios permanentes de promoción
cultural y el desarrollo de zonas postergadas, empleando el arte como
herramienta de transformación social. Se brindan actividades
artísticas y recreativas favoreciendo la integración
desde la diversidad cultural, promoviendo la articulación entre
organizaciones de la sociedad civil y el estado, mejorando la accesibilidad
de la población a espacios culturales Informes: Programa Inclusión
Cultural – Arte con todos - Av. de Mayo 575, oficina 402 - 4331-1830
/ inclusioncultural_mc@buenosaires.gob.ar
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