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Si yo fuera ministro de Ciencia, buscaría a gente entusiasta
con proyectos interesantes; les daría el dinero justo para
que no pudieran hacer nada más que investigar y les dejaría
trabajar diez años para sorprendernos.
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Parece una buena política.
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Se suele creer que, para llegar muy lejos, tienes que apoyar la
investigación básica; pero si quieres resultados más
inmediatos y rentables, debes apostar por la aplicada...
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¿Y no es así?
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A menudo, los descubrimientos más rentables se han hecho
a partir de preguntas muy básicas. Así nació
la gigantesca y billonaria industria biotech estadounidense para
la que trabajo.
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¿Cómo nació?
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La biotecnología surgió cuando gente apasionada se
empezó a preguntar si podría clonar genes y empezó
a estudiarlos y a intentar purificarlos.
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Toda una aventura.
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Sí, pero nadie esperaba hacerse rico con esas preguntas.
Era difícil obtener fondos para investigar las respuestas
hasta que Nixon lanzó la guerra contra el cáncer en
1971.
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¿Fue científicamente productiva?
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Permitió, con una enorme cantidad de fondos públicos,
mucha investigación, como la mía, que no servía
directamente contra el cáncer, pero fue útil para
entender los mecanismos que permiten la vida.
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¿Qué descubrió usted?
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Phillip Allen Sharp y yo fuimos premiados por el descubrimiento
de los intrones en el ADN eucariótico y el mecanismo de gen
splicing (empalme de genes).
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¿Para qué sirvió?
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Ese descubrimiento permitió entender cómo funciona
el ADN y, sin embargo, sólo tiene una relación indirecta
con el cáncer.
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¿Qué modelo de investigación le parece más
eficaz, el estadounidense o el europeo?
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Es obvio que el estadounidense, en el que toma parte activa el capital
privado, es mucho más eficiente. Tómese por ejemplo
el espectacular avance de la industria informática, donde
es el dinero privado el que financia la investigación básica
y aplicada, pero respecto a la industria de la salud... Tengo mis
reservas.
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Le escucho.
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La investigación en la salud humana no puede depender tan
sólo de su rentabilidad económica. Lo que es bueno
para los dividendos de las empresas no siempre es bueno para las
personas.
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Explíquese.
La industria farmacéutica quiere servir a los mercados de
capital...
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Como cualquier otra industria.
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Es que no es cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra
salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres
humanos.
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Pero si son rentables, investigarán mejor.
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Si sólo piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por
servir a los seres humanos.
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Por ejemplo...
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He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes
de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que
hubieran acabado por completo con una enfermedad...
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¿Y por qué dejan de investigar?
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Porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas
en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación,
de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que
no curan del todo, sino que hacen crónica la enfermedad y
le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja
de tomar el medicamento.
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Es una grave acusación.
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Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas
en líneas de investigación no para curar sino sólo
para hacer crónica dolencias con medicamentos cronificadores
mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez
para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis
financiero de la industria farmacológica y comprobará
lo que digo.
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Hay dividendos que matan.
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Por eso le decía que la salud no puede ser un mercado más
ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero.
Y por eso creo que el modelo europeo mixto de capital público
y privado es menos fácil quepropicie ese tipo de abusos.
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¿Un ejemplo de esos abusos?
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Se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado
efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos
antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto
resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había
sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año
pasado a un millón de personas.
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¿No me habla usted del Tercer Mundo?
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Ése es otro triste capítulo: apenas se investigan
las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las
combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy
hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo
no es rentable y por eso no investigan en ella.
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¿Los políticos no intervienen?
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No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son
meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario
para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los
que son elegidos.
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De todo habrá.
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Al capital sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los
políticos - y sé de lo que hablo- dependen descaradamente
de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas.
Lo demás son palabras...