LA
TRAGEDIA DE ONCE Y LA HISTORIA DE LOS FERROCARRILES
El sistema ferroviario argentino se inicia en 1857, Ese primer tramo
cubría una distancia de 10 km. de vía, que unían
el trayecto que partía desde el centro de Buenos Aires hacía
el este de la ciudad.
Entre
1870 y 1914 la red ferroviaria se fue extendiendo hasta totalizar
47.000 Km. de vías. Esto fue posible gracias al aporte de
capitales franceses e ingleses. Los capitales extranjeros conseguían
un rédito muy importante al aportar sus tecnologías
y explotar los recursos humanos que tenían a su disposición.
A
pesar de ello, se habían generado grandes construcciones
de ramales con subsidios del Estado; como las estaciones de La Plata
y Retiro. En 1946 en una contra vertida decisión nacen los
ferrocarriles argentinos al ser nacionalizados por el gobierno peronista
el sistema ferroviario y sus áreas lindantes. La estatización
incluía los trenes de cargas y de pasajeros.
A
dicha fecha de los 50.000 Km. de vías el 80% se encontraba
prácticamente inutilizables, pero en el convenio se incluían
bienes directos e indirectos de los capitales ingleses cuyo inventario
era de aproximadamente 20.000 propiedades ferroviarias.
A
partir de esta decisión política del gobierno se crearon
escuelas de ingenieros ferroviarios; sindicatos como la fraternidad
y la Unión Ferroviaria formaban a los trabajadores del sector,
se capacitó a miles de técnicos y se empezaron a sustituir
las importaciones de material ferroviario a partir de la posibilidad
que tenían los talleres administrados por el estado nacional.
Durante
la época de oro del primer gobierno peronista la Empresa
de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA), posteriormente Ferrocarriles
Argentinos articulaba toda la red ferroviaria en 6 líneas:
Urquiza, Roca, Belgrano, Sarmiento, Mitre y San Martín.
Con
el golpe militar de la Revolución Libertadora en 1955, el
país ingresa al FMI que empieza a dictaminar las políticas
económicas a través de sus personeros políticos,
la diplomacia y los empresarios ligados al sector externo. Se inicia
en esta etapa la expansión de la industria automotriz, iniciándose
la activación de las rutas en lugar del tan eficaz sistema
ferroviario (vía Plan Larkin).
En
1961, se lleva a cabo una manifestación por parte de trabajadores
ferroviarios. La huelga fue encabezada por mujeres que fueron reprimidas.
La lucha obrera dura 42 días y al final quedan miles de trabajadores
en calle, sin lograrse el objetivo que era discontinuar el precitado
plan.
Los
posteriores golpes de estado realizados por el general Onganía
en el año 1966 y el nefasto proceso de reorganización
nacional que en el año 1976 encabeza Videla, se vuelve a
privilegiar a las empresas automotrices y como nunca antes directamente
se cierran ramales y miles de km. de vías férreas
que lisa y llanamente lleva a la desaparición de varios pueblos
del interior del país.
La
mayor parte de NO argentino queda desabastecida en cuanto al servicio
de trenes que transportan pasajeros. La incipiente política
neoliberal que lleva adelante el ex ministro de economía
José A. Martínez de Hoz, se basa en el congelamiento
de los salarios de los trabajadores, la anulación de los
subsidios a las exportaciones y privilegiar la patria financiera
en lugar del sector productivo.
Uno
de los axiomas liberales de la época fue “Achicar el
Estado es agrandar la nación”. Ante esta situación,
podemos imaginar sin temor a equivocarnos la suerte que corrieron
las instalaciones ferroviarias, sus talleres, depósitos,
etc. En síntesis, se inicia el primer desguace del estado
con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo en la familia
ferroviaria y la traición de los representantes sindicales
(aunque hay que recordar que la actividad sindical fue vedada y
muchos de los dirigentes permanecían aun en la cárcel.).
Con la llegada de la democracia el pueblo esperaba que la situación
del país y de los trabajadores mejorara sustancialmente.
Sin embargo, prontamente la esperanza colectiva depositada en el
presidente Raúl Alfonsín de la UCR se agota pues mientras
el salario real aumentaba un 35 %, la inflación llegaba a
un 600% anual. Es de destacar, que en esta época el gobierno
de la democracia recibía presiones de la banca internacional
muy fuertes , la Argentina tenía cerrado el crédito
internacional, una forma de presionar a fin de que se apliquen las
recetas del FMI y el Banco Mundial, que exigían la aplicación
de políticas neoliberales cuyo objetivo final es el libre
mercado y la escasa o nula participación de los estados nacionales.
De
poco y nada valió luego la experiencia del Plan Austral aplicado
por el ministro Juan Vital Sourrille, quien luego de aceptar subas
generalizadas por parte del empresariado, congeló precios
y salarios logrando en la primera etapa reducir la inflación
a valores cercanos al 2% mensual.
Pero,
en el año 1986 nuevamente vuelve a recaer la economía,
jaqueada por la banca internacional y la baja de los precios internacionales
de nuestros productos primarios exportables. La inflación
aumenta y el congelamiento de precios no da los resultados esperados.
En
este contexto el por entonces Ministro de Obras y Servicios Públicos
del gobierno de Alfonsín el Dr. Roberto Terragno, intenta
llevar adelante las privatizaciones de los trenes, pero la fuerte
oposición de los trabajadores logra que el plan quede sin
efecto.
En
1988, Argentina entra en un retraso de pagos de su deuda externa.
Y tras el fallido Plan Primavera, el dólar se dispara y los
niveles de pobreza aumentan un 25%. Por tal razón, Alfonsín
decide adelantar las elecciones presidenciales.
Llega
a la presidencia con un fuerte respaldo popular Carlos S. Menem
7 meses antes de que finalizara el mandato del Dr. Alfonsín.
Y es aquí donde recién empieza la noche negra de las
privatizaciones.
En 1989 está en su apogeo el denominado “Consenso de
Washington” que establecía evitar el crecimiento de
los Estados; fortaleciendo el sistema capitalista ahora a nivel
planetario luego de la caída del muro de Berlín. En
esta sintonía el gobierno de Menem adopta medidas en esa
dirección y el 17 de agosto se sanciona la ley Nº 23.696,
“Ley de Reforma del Estado” más conocida como
“Ley Dromi“, que establece la partida de defunción
del estado, entre los organismos a ser disueltos se encuentra el
sistema ferroviario argentino que sería concesionado en forma
leonina.
Ante
esta disposición se inician las protestas de los trabajadores
ferroviarios y la adhesión de miles de argentinos que advierten
el terrible futuro se avecina. Se recuerda aún la frase del
ex presidente Menem “Ramal que para, ramal que cierra”
con la complicidad del sector sindical, los trenes y las redes son
divididas por las provincias argentinas.
La mayoría de las concesiones que se entregan son a empresas
vinculadas al transporte automotor y al de colectivos. Se inicia
el desguace de la empresa ferrocarriles argentinos concesionando
el transporte de cargas que incluyen el material rodante (en este
caso, la privatización fue en el orden nacional y no provincialmente
como en el caso del servicio de pasajeros).
Para
conformar a todos los “amigos” la línea de cargas
se dividió en 6 subsistemas que fueron concesionadas por
30 años, con una opción para renovarla por 10 años
más. Las empresas que se adjudicaron cada red debieron llevar
a cabo el mantenimiento habitual de la red y hacerse cargo de reconstruir
o reparar los trenes y las instalaciones.
Los
Datos extraídos, textualmente, del sitio oficial de la Comisión
Nacional de Regulación del Transporte de Argentina (http://www.cnrt.gov.ar/),
confirman que las concesiones que se llevaron a cabo fueron: Nuevo
Central Argentino S.A. (4.752 Km.), que une Buenos Aires con Rosario,
Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Río IV y Santiago
del Estero (La Banda); América Latina Logística Central
S.A. (Ex Buenos Aires al Pacífico S.A). (5.254 Km.), que
comunica Buenos Aires con Junín, Rufino, San Luis, Mendoza,
San Juan, San Rafael y accede al puerto de Rosario; Ferrosur Roca
S.A. (3.377 Km.), que conecta Buenos Aires con Necochea-Quequén,
Tandil, Olavarría, Bahía Blanca, Neuquén y
Zapala; Ferroexpreso Pampeano S.A. (5.094 Km.), que enlaza a los
puertos del complejo San Martín-Rosario con Bahía
Blanca por medio de dos líneas troncales y varios ramales;
América Latina Logística Mesopotámica S.A.
(Ex Ferrocarril Mesopotámico S.A). (2.704 Km.), que articula
Buenos Aires con Rojas, Concordia, Paraná, Paso de los Libres,
Monte Caseros, Corrientes y Posadas; y Belgrano Cargas S.A. (7.347
Km.), que vincula Buenos Aires con Rosario, Santa Fe, Córdoba,
Resistencia, Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, San Juan y
Mendoza, y la localidad de Salta con Formosa.
El desarrollo de las concesiones de los trenes de cargas tuvo su
fin en 1995, con un resultado nefasto: miles de kilómetros
de vías inutilizables a raíz de que las empresas dejaron
de ofrecer el servicio en muchas estaciones y la consecuente reducción
de miles de puestos de trabajo.
Dentro
de las nuevas empresas adjudicatarias se encuentra la “Unión
Ferroviaria” que se queda con el servicio de cargas de la
línea del ex Ferrocarril General Belgrano (Resolución
Nº 1560). Finalmente, mediante el decreto Nº1037/99 el
estado se compromete a aportar USD. 250.000.000.- para mejorar el
servicio del rebautizado “Belgrano Cargas S.A”.
Es
secretario del gremio y quien dirige la batuta en la administración
y los negocios es el dirigente (otrora con matices progresistas)
José Pedraza, cuyo desenvolvimiento solo produce una acelerada
y total destrucción del servicio. Los talleres, quedan abandonados,
son literalmente saqueados. Muchos de los vagones del Belgrano Cargas
y sus repuestos han sido encontrados en países vecinos: como
Brasil y Chile.
Ante
esta realidad se desencadenan huelgas y los despidos están
a la orden del día, José Pedraza atiende por las dos
ventanillas: 1) Controla el sindicato y 2) Es la patronal del Belgrano
Cargas. Dada la desastrosa situación en el año 2004
se llama a una licitación para captar nuevos accionistas
ya que no se ha concretado el aporte estatal prometido.
Posteriormente,
en el año 2006, la Sociedad Operadora de “Emergencia
S.A”. se hace cargo de operar el servicio ferroviario de esta
línea. De los cuales sobre un total de 7.347 km. de extensión
sólo 4.789 Km., es decir, quedan a la vera de dios sin explotación
alguna 2.558 Km. de vías férreas que consecuentemente
favorecen los negocios de las empresas de camiones que destruyen
las rutas argentinas que no están preparadas para tanto tránsito
pesado y aumentan los accidentes viales, a tal punto es así,
que este ítem es la 2da. Causa de muerte en el país.
Con referencia al sistema ferroviario de pasajeros en el año
1991 fue privatizado y segmentada por provincias. La empresa pública,
que era la encargada de suministrar los trenes en todo el país,
seguirá prestando sólo los servicios de corta, media
y larga distancia. A raíz de su división, la compañía
FE.ME.SA, atiende el área metropolitana.
En
ese nefasto año el gobierno menemista decide abrir una licitación
internacional para concesionar los trenes y las redes ferroviarias.
Dentro de los pliegos se incluye la fracción de la línea
de subtes y el ex Ferrocarril Urquiza.
Podemos
encontrar en el sitio oficial de la Comisión Nacional de
Regulación del Transporte de Argentina, cuales son las empresas
que se hacen cargo de las diferentes líneas: “Metrovías
SA”, de la línea del Ferrocarril Urquiza y de la red
de subterráneos; “Transportes Metropolitanos Gral.
Roca SA”, de la ex línea Roca; “Transportes Metropolitanos
Belgrano Sur SA”, de la ex línea Belgrano Sur; “Transportes
Metropolitanos Gral. San Martín SA”, de la ex línea
San Martín; “Trenes de Buenos Aires, de las líneas
Mitre y Sarmiento” y “Ferrovias SAC”, de la ex
línea Belgrano Norte.
Esta
licitación se inicia en el año 1992 y es por el término
de 10 años pudiendo ser renovada por otros 10 más.
En el caso de la empresa “Metrovías SA.”, la
concesión fue concedida por 20 años.
Entre
las condiciones se establece que el Estado es el que establece el
precio de los boletos de todos los trenes, también quien
determine la calidad y la frecuencia de los servicios y que en el
caso que la calidad del servicio supere el standard establecido
(nunca sucedió) se podría aumentar automáticamente
el costo de cada pasaje, pese al deterioro progresivo de los servicios
brindados, el estado a través de subsidios año tras
año va aumentando su aporte a las empresas, algo así
como un negocio “seguro” sin riesgo alguno con el dinero
del pueblo.
Previo a una drástica reducción de trabajadores y
la tercerización encubierta y/o visible de tareas, finalmente
en el año 1993, Ferrocarriles Argentinos deja de existir
quedando una empresa liquidadora con el remanente de bienes y materiales
el ENABIEF que se convierte en un cementerio donde los negociados
se encuentran a la orden del día durante muchos años.
Al
segmentarse el servicio de pasajeros a nivel nacional cada provincia
se hace cargo de la administración de los trenes, sea en
forma concesionada o no, conforme la mirada que sobre el tema tuviesen
los gobernantes de turno.
Tiene
poder de policía sobre las provincias el Ente Nacional de
Administración de Bienes Ferroviarios (ENABIEF). En algunas
provincias como Buenos Aires, Chaco y Río Negro, los servicios
muy recortados quedan a cargo de las empresas FERROBAIRES, SEFECHA
y SEFEPA, respectivamente.
Mientras
que en el área metropolitana ya con el kirchnerismo en el
poder y pese a la pobre performance de las empresas concesionarias
al producirse el vencimiento de la primera etapa, entre los años
2005 y 2007 se renuevan la totalidad de los convenios, a excepción
de la operadora “Transportes Metropolitanos SA” responsable
de las líneas Roca, Belgrano Sur y San Martín. Para
administrar este servicio se conforma La Unidad de Gestión
Operativa Ferroviaria de Emergencia (UGOFE), compuesta por una sociedad
(UTE) entre Ferrovías, Metrovías y TBA.
En
tanto, la red ferroviaria nacional que está a cargo del ENABIEF,
pasa a depender del Organismo Nacional de Administración
de Bienes del Estado (ONABE), que empieza a operar efectivamente
recién en el año 2008.
En la actualidad el sistema ferroviario argentino pasa por su peor
momento. Su plantilla que en los años 50 del siglo pasado
era de 200.000 trabajadores hoy día cuenta con 12.000. Desde
su auge hasta la fecha la extensión del sistema ferroviario
se redujo en un 80%. De los 50.000 Km. ferroviarios que hubo en
el apogeo del sistema. Solo quedan en la actualidad operando 7.000
Km en el servicio de pasajeros… un verdadero crimen social.
Al propio tiempo, durante todo este proceso de enajenación
del patrimonio nacional, se cerraron alrededor de 800 estaciones
lo que provocó el aislamiento y la muerte de la mayoría
de los pueblos, convirtiéndose éstos en “ciudades
fantasmas”.
La
totalidad del material ferroviario que quedó en desuso fue
vendido a un precio vil. Ferrocarriles Argentinos al momento de
su privatización tenía un inventario de material ferroviario
en buen estado que superaba los USD. 35.000.000.- pero en un inconcebible
“acto patriótico” el entones Ministro de de Economía
de la alianza José Luis Machinea, decidió vender ese
patrimonio en tan sólo USD. 300.000.000.-
Posteriormente
durante el gobierno de Néstor Kirchner se decide vender los
predios ferroviarios en lugar de reconstruirlos, dejando así
en total abandono las redes de pasajeros de larga distancia. El
Estado.
Desde
la fecha en que se privatizaron los trenes el estado aportó
subsidios para las empresas que se hicieron cargo del sistema. En
la actualidad, son cerca de USD. 900.000.000.- anuales y los servicios
cada día están peor.
Otra
disposición a favor de las concesionarias fue la supresión
de las mismas por sere incluidas dentro de la Ley de Emergencia
Ferroviaria decretada durante la gestión de Eduardo Duhalde
en el año 2002, que sigue vigente. De contar con más
de 50.000 Km. de vías en 1950, hoy el sistema ferroviario
solo posee 7.000 Km. dedicados al transporte de pasajeros.
De
los gobiernos anteriores ya sabemos la gran responsabilidad que
le cupo, lo triste yu lamentable es que durante la gestión
kirchnerista la Secretaria de Transporte de la Nación manejada
en todos estos años por el ahora procesado “Ricardo
Jaime” fue cómplice de la situación en que se
encontraban los servicios y responsable de los subsidios que a discreción
recibieron las concesionarias que jamás invirtieron un peso
en la infraestructura comprometida y luego de su separación
del gobierno, no mucho ha cambiado en estos días.
El
daño que ha tenido el estado nacional por la implementación
de políticas lesivas al interés nacional, la mala
gestión de las concesionarias y la complicidad de funcionarios
posiblemente enriquecidos por su complicidad fundamentalmente con
la operatoria de los subsidios, le ha costado a las arcas públicas
la pérdida de más de 60.000 propiedades, 3.000 locomotoras,
1600 estaciones cerradas y 40 talleres con miles de maquinas y repuestos
saqueados o vendidos a precio vil y el desarraigo y la pobreza de
miles y miles de habitantes del interior del país que al
desaparecer el ferrocarril prácticamente renunciaron a cualquier
esperanza en su vida.
La
gestión del kirchnerismo:
Antes que nada hay que manifestar que al llegar el ex presidente
Néstor Kirchner al gobierno en el año 2003, los grandes
problemas que existían en todos los órdenes quizás
justificaron la poca relevancia que la gestión le otorgó
a los ferrocarriles, pese que en la campaña electoral hablaba
de la reestatización del sistema ferroviario nacional.
Concretamente
en esta área las políticas K no fueron brillantes,
pués se permitió que la empresa TBA tenga total monopolio
sobre los transportes automotor y parte de los trenes. Continúan
casi los mismos grupos empresarios que están desde la época
de Carlos Menem, a saber:
•
Sergio Taselli que hasta el 2006 conservaba la concesión
de los ex ferrocarriles San Martín y Roca.
• Carlos Cirigliano de TBA, que también maneja las
líneas de colectivos Plaza.
• Gabriel Romero, a cargo de EMEPA, cuya empresa reconstruye
vagones de trenes y subtes.
• Roberto Urquía (dueño de la Aceitera General
DEHEZA), acreedor del ex ferrocarril Mitre y de la parte de cargas
de la región sojera.
• Benito Roggio dueño de la red de subtes Metrovías
y la ex línea General Urquiza.
A
contra pelo de la opinión pública en el año
2008 la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció
la construcción de un tren de alta velocidad que uniría
las provincias de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe.
Dado
que se comprobó que con ese dinero se podría reconstruir
la totalidad de la red nacional ferroviaria y el enrarecido clima
político que fomentó el periodismo dominante asociado
con la oposición y luego del revés electoral del 2009,
el proyecto afortunadamente quedó sin efecto (aunque algunos
dicen que se suspendió por la falta de financiamiento internacional.
Según estadísticas confiables en la actualidad las
7 líneas de trenes existentes transportan diariamente un
promedio de 1.200.000 usuarios, cifra inferior a la del año
1957 en la que el servicio lo usaban alrededor de 1.600.000 usuarios.
En consecuencia, pese a la disminución de personas que utilizan
el servicio de trenes metropolitanos observamos que el mismo cada
día es peor.
No
hace falta ser un avezado conocedor del negocio ferroviario ni un
destacado matemático para darse cuenta que si en la actualidad
los trenes son insuficientes para atender normalmente la cantidad
de usuarios precitados, significa que habiendo disminuido la cantidad
de usuarios, existe a todas luces una deficiencia en la prestación
del servicio extraordinaria, posiblemente por las causas siguientes:
•
Falta de mantenimiento.
• Falta de inversiones en infraestructura.
• Falta de personal en todos los niveles.
• Falta de capacidad e idoneidad de los concesionarios en
el manejo del negocio.
• Asociación ilícita entre dirigentes sindicales
y los concesionarios a través de la conformación de
empresas creadas de ex profeso para tercerizar las tareas y precarizar
las condiciones de trabajo y los salarios de los trabajadores.
• El cierre de talleres y el casi inexistente parque de repuestos
mínimos necesarios para atender las fallas que cualquier
empresa de este ramo debe afrontar.
• Las políticas que los gobiernos han tenido durante
todos estos años alentado y privilegiando el transporte automotor
en desmedro del ferroviario.
Pero
sobre todas las cosas la decisión política del menemismo
de desguazar el estado nacional y la laxitud de controles, o mejor
dicho, la inexistencia de los mismos desde siempre. Tampoco hay
que dejar de denunciar la connivencia entre los concesionarios y
los funcionarios de turno cuando hablamos de millonarios subsidios
que han crecido debido a que el estado no solo realiza las pocas
inversiones programadas sino que también abona el sueldo
de los trabajadores.
LA TRAGEDIA DE ONCE:
Antes
de abordar los episodios del desgraciado accidente, previamente
nos parece pertinente recordar que la propiedad de lo que queda
del sistema ferroviario y la potestad de modificar la realidad sigue
siendo del estado nacional.
En
consecuencia, la decisión política de solucionar el
problema del transporte ferroviario en el área metropolitana
y el resto del país está en manos de la presidente
de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, quien
si fuera necesario debería hacer cirugía mayor en
el Ministerio de Infraestructura de la Nación, modificando
las normas de juego actuales y cesanteando a los funcionarios ineptos
o sospechados de corrupción, sobre todo a aquellos involucrados
en la operatoria diseñada para que las empresas perciban
millonarios subsidios son una simple ddjj. Algo así como
poner al lobo a vigilar las ovejas.
El
poder ejecutivo nacional en nuestro criterio debería el próximo
1º de marzo exponer en su discurso ante la legislatura cual
será el destino que le espera a los usuarios, sindicalistas,
funcionarios del estado y los organismos de control en el futuro.
Nuestra
apuesta por un cambio radical es total, creemos que solo resta reestatizar
los ferrocarriles y volver a dinamizarlo como en los años
50 del siglo pasado ya que la propia actividad es generadora de
desarrollo y ascenso social, sobre todo en el interior del país.
En
este caso, no solo se trata de defender el buen servicio de los
trenes, el cambio de política ferroviaria es urgente porque
lo que está en riesgo ahora y todos los días es la
vida misma de miles de hombres y mujeres que no tienen otra opción
que tomar un tren para concurrir a sus lugares de trabajo.
En
nuestro país estamos a contrapelo de la historia, mientras
en el mundo se tiende a perfeccionar y modernizar los sistemas ferroviarios,
en nuestras comarcas rioplatenses desde hace 57 años todo
lo que se ha hecho fue contribuir a desmantelar los ferrocarriles
argentinos desde la gestión pública y desde el empresariado
privado interesado a engrosar sus arcas sin importarle las suerte
que corren los sufridos usuarios diariamente.
Para
que exista un final feliz tienen que ser administrados por eficientes
funcionarios del estado, participar los trabajadores ferroviarios
y donde los usuarios deben tener una importante representación
pues son los que conviven con la realidad ferroviaria a diario.
Ahora
volvamos al lamentable suceso de la estación ONCE:
Nos
resultó penoso ver la multitud de inocentes trabajadores
que colmaban el coche furgón donde viajan los ciclistas y
la gente que sin serlo se instala allí para poder subir al
tren de alguna manera.
Apretados,
amontonados, con la mayor incomodidad, sufriendo golpes involuntarios,
cuidando quizás su único medio de transporte con uñas
y dientes, urgidos de llegar temprano a sus trabajos para no perder
sus premios por puntualidad o simplemente para no ser despedidos
por sus reiteradas llegas tarde a consecuencia de la irregularidad
de las frecuencias y las suspensiones de servicios de la línea
TBA ex línea Sarmiento de los ya desaparecidos Ferrocarriles
Argentinos.
Seguramente
en la mañana del día miércoles estos trabajadores
se despidieron como todos los días de sus afectos, sean éstos
sus padres, señoras, madres, hijos o simplemente la persona
querida con quien comparten el resto de sus horas.
Sin
saber el destino trágico que a 705 personas le deparaba,
sin saber previamente que de este universo de personas que sufrieron
daños físicos, más de medio centenar no retornaría
esa tarde a sus hogares con vida.
Posiblemente
no exista un ser humano que se levante pensando que esa mañana
es la última mañana de su vida. Pero viendo esa cotidianidad
lastimosa que significa para miles de trabajadores viajar en la
línea que va y viene de Once a Moreno empiezo a dudar y esto
no sucede solamente en el ex ferrocarril Sarmiento. Quizás
en forma un poco menos atenuada el espectáculo se repite
en las otras 6 restantes líneas.
Tal
vez Juan un paraguayo ya maduro que es trabajador de la construcción,
la adolescente Jessica que en su vientre lleva una nueva vida o
el desocupado Matías que viene a la “Capital”
a buscar un empleo, el poder subir al tren a diario sea un milagro
aún en las peores condiciones, porque lamentablemente viajar
peor que las reses que viajan al matadero pasa a ser lo cotidiano.
Pero
el verdadero milagro ha sido que este fatal accidente no se haya
producido antes del 22/02/2012 y con un peor saldo de vidas. Quizás
el irreversible destino lo dictaminó así. Tal vez
al igual que el soldado Carrasco, la recordada María Soledad
Morales o las vidas truncadas de Kosteki, Santillán y Mariano
Ferreyra (estas 3 muy ligadas con la geografía ferroviaria),
sirvan para que la señora presidenta de la Nación
tome conciencia de la situación real en que se encuentra
este servicio público que es de todos y para que el mismo
vuelva a ser operado nuevamente por la nación, engrosando
sus planteles con expertos que la sepan conducir, trabajadores y
gremialistas que mucho contribuirán a mejorar la situación
y los usuarios que vienen padeciendo desde hace décadas el
progresivo deterioro de este medio que lejos es el más importante
en todo el mundo, menos en la Argentina.
Por
eso CFK en nombre de los millones de argentinos que la han votado
y la otra parte que no lo ha hecho, tome prontamente la decisión
política que todos esperamos.
Ojalá
a corto plazo la leyenda “FERROCARRILES ARGENTINOS”
de las nuevas formaciones de trenes, nos vuelva a enorgullecer y
no como ahora que nuestros ojos con dolor solamente leen en las
obsoletas unidades el nombre de los concesionarios…posiblemente
la única inversión realizada por ellos en estos 21
años de estafa a la nación.
PD:
Habiendo finalizado el presente artículo, está circulando
en internet un audio del conductor de un tren de la línea
Once – Moreno en el que un día después al siniestro
conversa con su base informando los problemas de frenos que tiene
la unidad que maneja. SIN COMENTARIOS, se evidencia fácilmente
en el diálogo la responsabilidad del concesionario y por
añadidura la del estado.
AUDIO
DEL CONDUCTOR DEL TREN:
Pero
en el camino lamentablemente quedaron truncadas las vidas de 51
personas para siempre y varios centenares de trabajadores están
sufriendo aún en carne propia las secuelas del accidente.
EN
LA VIDA A VECES HAY SITUACIONES EN LAS CUALES NO HAY RETORNO…
Luis
Alberto Mello
Coordinador Buenos Aires – Ciudad Krypton Digital.
24-02-2012.
TALLERES
CULTURALES
A
partir del día 19/03/2012 organizado por el Ministerio de Cultura
de la Ciudad, comenzarán los “talleres culturales gratuitos”
en los distintos Centros Culturales” habilitados al efecto y
cuya inscripción se iniciará el día 05/03 y se
prolongará hasta el 16/03 inclusive, en el horario de 18,00
a 21,00 hs. r
tipo de consultas, pueden acceder a www.buenosaires.gob.ar/agendacultural
UN
POCO DE TEATRO
El
viernes 24 de febrero a las 21,00 hs. se estrena en el teatro “Ift”
sito en Boulogne Sur Mer 549, la obra “El Petiso Orejudo•del
autor Julio Ordano y bajo la dirección de Adrián Cardoso.
El
público podrá deleitarse con esta hermosa realización
teatral todos los viernes desde la fecha de estreno hasta fines
del mes de abril. Los interpretes son: Pablo Juan, Facundo Blanc
y Marcelita Chiesa. Las reservas y consultas pueden efectuarse llamando
al teléfono 4962-9420.
La
obra está basada en la historia del primer asesino serial
de la Argentina, “El Petiso Orejudo”, durante el desarrollo
se recorre la leyenda de este homicida de menores cuya vida termino
en la violenta cárcel de Usuhaía, cuando este penal
era algo así como el fin del mundo.
Los
medios de la época informaban del procesado que el diagnóstico
médico del criminal era “alienación mental degenerada
hereditaria”, daban cuenta que se trataba de un sujeto elemental
en el que primaba su instinto animal.
Y
que la causa de su desviada conducta era motivada por el abandono
social del cual fue víctima durante toda su vida, aunque
tampoco estaba en condiciones psíquicas para quedar en libertad.
Nacido
el 31 de octubre de 1896 en la ciudad de Buenos Aires, el Petiso
Orejudo tuvo una infancia no menos violenta bajo el cargo de un
padre golpeador y alcohólico. Quedó detenido a los
quince años siendo acusado de cuatro muertes, siete intentos
de asesinato y el incendio de siete edificios. Estando preso en
la cárcel de Usuhaia murió el 15 de noviembre de 1944
por causas dudosas.
Dice
el director de la obra que su mayor deseo es que se pueda trasmitir
al espectador la sensación intensa que tuvo al leer la biografía
del asesino, la lucha interna que su ser tenía entre el bien
y el mal; la incapacidad de la condena penal para encausar a los
convictos y para que esto ocurra los responsables de la puesta en
escena recorrieron las mismas calles por donde transitó el
asesino serial más temido y conocido de la época.
El
actor y Director Adrián Cardozo estudio en la Escuela de
Teatro de Buenos Aires (E.T.B.A.) con Raúl Serrano. Se perfeccionó
en Dirección y Puesta en Escena con Lorenzo Quinteros, Diego
Kogan, Julio Ordano entre otros; en Entrenamiento con Silvio Lang
y Jorge García; en comicidad con Gustavo Duran. Como director
presentó las siguientes obras: “La Posada de Mirandolina”
(Años 2011 y 2010, Teatro Colonial) y “Mustafa”
(Año2009, Teatro Colonial).
En
su rol de actor ha participado en obras tales como: “Woyzeck”;
de Goerg Bücher, dirigida por Iris Villaescusa; “El Nuevo
Mundo”; de Carlos Somigliana, con dirección de Daniel
Hoc (Años 2007 y 2006, C.C. El Atajo); “Impresentables”,
de creación colectiva (Años 2006 /2002, C. C. El Atajo).
En el área cinematográfica, ha participado en films
tales como “30/30”, con dirección de Alexis Puig
(Año 2006); Miniserie con producción española
de “La Bella Otero”; Cortos Telefe Internos –
VTL, con dirección de Javier Muñiz; “La historia
de un niño y su pájaro”, con dirección
de Francisco Márquez; “Trabajos de seminario para la
ENERC y First team”, con dirección de Assumpta Serna
y Scout Cleverdon; “Imágenes para después de
la guerra”, con dirección de Francisco Márquez.
Efectuada
esta apretada síntesis de la obra y su director, lo que resta
es disfrutar de una bella velada de teatro en compañía
de amigos y familiares para rescatar aparte de la excelente actuación
de los intérpretes, UN POCO DE HISTORIA ARGENTINA.
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Luis Alberto Mello.
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