En el predio ferial de Palermo cedido a un precio vil por el gobierno menemista en los años 90 a la Sociedad Rural Argentina, se está desarrollando la 37º edición de la Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Buenos Aires, con gran presencia de público, aumentada en esta ocasión por el debate que motivó la presencia del último premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa como invitado de honor al que le cupo brindar la charla inaugural del evento.

Más allá de esta anécdota que en el fondo plantea la lucha dialéctica entre dos visiones culturales, sociales y políticas sobre la realidad Argentina y Latinoamericana, debemos celebrar que pocos años después que se haya proclamado la muerte de las ideologías, se está observando nuevamente un resurgimiento del compromiso para con la realidad social que están asumiendo las nuevas generaciones, hecho sin duda que fortalecerá y consolidará el sistema democrático y las instituciones años atrás caídas en el descrédito generalizado.

BUENOS AIRES – CIUDAD KRYPTON DIGITAL, estuvo presente en este evento donde apreciamos una masiva concurrencia de personas posiblemente alejadas del mundo de la lectura pero llamados a participar de todas las actividades complementarias que rodean a esta celebración internacional.

Entonces en esta semana algunos miles elegirán ir la feria del libro en lugar de ir al shopping, al cine, al teatro, a una confitería, a pasear, etc. etc. y seguramente comprarán algún best seller o alguna supuesta oferta de ocasión que en la calle Corrientes vale un 50% menos. Es decir, no creemos que mas del 20% de los que abonan los $ 20,00.- de entrada vayan motivados por ser la lectura una habitualidad en sus días.

El modo en que se organiza este evento auspiciado y encabezado por los grupos Clarín, La Nación y las grandes editoriales en su mayoría extranjeras de capital español, nos lleva a pensar que se trata de un negocio corporativo mas que en este caso se orienta a la actividad gráfica.

Sería bueno entonces, repensar o sentar las bases para que en forma paralela o en otra oportunidad se realice una feria del libro que se oriente a divulgar la actividad editorial de pequeñas editoriales independientes, cooperativas, asociaciones, sindicatos y gráficos en general que a diferencia de la feria de libros actual, sea un canal de participación social donde las ventas no estén dadas por la capacidad publicitaria y financiera de las grandes editoriales, sino que al igual que en Barcelona donde la exposición anual es promovida por el ayuntamiento local en el que pueden participar gratuitamente las grandes y pequeñas empresas gráficas, las cuales tienen igual superficie para sus stands, donde además se sortean las ubicaciones a fin de que las posiciones preferenciales no recaigan siempre en manos de los grupos mas concentrados y fundamentalmente donde el eje del discurso implícito en las obras que se ofrecen no se corresponda únicamente con la mirada mercantilista de los predicadores del mercado libre que indirectamente promueven la defensa de sus propios intereses.

Pero más allá de nuestro deseo respecto a quienes y como deben organizar estos encuentros, es muy importante este tipo de eventos porque es una de las pocas actividades culturales donde se ve participar a toda la célula familiar, siendo esta práctica en cierta forma un acicate, deseado o no, que induce a niños y jóvenes a disfrutar de la siempre bienvenida lectura de un libro, sea éste gráfico o el mucho mas moderno virtual.

Su identidad pasó inadvertida dentro de la extensa lista de internos del instituto estatal psiquiátrico más grande de la Argentina. Pero una chispa lo sacó del anonimato, llenó de fuego el segundo piso del Hospital Borda y le quitó la vida.

Según uno de los testigos, al principio, cuando empezó el incendio, nadie advirtió su ausencia. “Comenzamos, junto con los enfermeros, a sacar a los pacientes ‘a pulmón’, y cuando llegaron los bomberos, descubrimos que había un cuerpo calcinado sobre un colchón”, reveló Néstor Barrientos, encargado del servicio de Vigilancia del Hospital Borda, y uno de los funcionarios que declaró, un día después del incendio, ante la Asesoría Tutelar de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso, Administrativo y Tributario Nº 1 del Poder Judicial porteño, a cargo de Gustavo Moreno, el mismo que integra una querella que lleva cuatro años en los tribunales de la Ciudad, por el pésimo estado de la infraestructura del hospital.

Durante la visita, la jefa del servicio Nro. 8, Lina Presa, reconoció que el hombre, de nacionalidad boliviana y 33 años de edad, había sido trasladado a “Terapia de Corto plazo por orden del Tribunal Criminal Oral Nº1”, pero que “no era un paciente para su servicio” y que había pedido su traslado a otra área. El problema es que el servicio que podría haberlo recibido, destinado a atender a pacientes duales, no existe desde hace 15 días. “Durante la inspección que hicimos después del incendio, confirmamos que el servicio 14-22, destinado a pacientes adictos y psiquiátricos, fue cerrado por voluntad del ministro de Salud Jorge Lemus”, denuncia Moreno, mientras recuerda que la Ley de Salud Mental de la Ciudad ordena la atención de las adicciones en el Hospital Borda, que ahora “no atiende a los pacientes adictos como corresponde, porque sus autoridades los relocalizan en otros pabellones donde hay pacientes psiquiátricos y se olvidan que un paciente adicto no necesariamente tiene una patología psiquiátrica”.

Pero las derivaciones no son el único problema del neuro-psiquiátrico. Un informe de la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal, que data de mayo de 2009, había alertado que gran parte del hospital “presenta tendidos eléctricos con cables de tela a la vista y sin disyuntores, que producen una situación de peligro generalizado”. En los baños, la peligrosidad empeoraba porque “los termo tanques se hallan allí adentro y evacuan los gases de la combustión dentro de los ambientes”. Para los encargados de la defensa de menores e incapaces, nada ha cambiado desde que los especialistas de la Federal revisaron el edificio y advirtieron que el servicio 14-22, junto a la Morgue y el Pabellón Central, estaban entre los más deteriorados. Según el acta, el director de Administración del Borda, Roberto Romero, fue el encargado de confirmar la defunción del único servicio de adicciones de la Ciudad. Sin embargo, fue más allá y reveló que todos sus pacientes fueron reubicados en otros servicios, aunque al principio “se había pensado en el traslado de todos al Pabellón 25B de Neurología, pero no se pudo realizar debido a otro incendio en sus baños”.

Ese relato reciente sobre la precariedad del Borda coincide con todas las advertencias que engrosan el expediente 24.708/0, originado en 2007 en el 9º Tribunal Contencioso, Administrativo y Tributario a cargo de la jueza Andrea Danas. En mayo de 2008, la magistrada le dio 20 días de plazo al gobierno porteño para presentar un plan de obras para reparar todas las fallas de infraestructura y seguridad que tenía el edificio, pero la gestión PRO apeló el fallo, y desde entonces, el expediente duerme un inexplicable letargo en la Sala II de la Cámara de Apelaciones de ese fuero. El caso nació por un amparo presentado hace cuatro años por el ex enfermero Pedro Rivadeneira, que denunció, entre otras irregularidades, la falta de seguridad contra incendios y “condiciones de atención empeoradas” que provocaban, entre otros problemas, que “varios pacientes se encuentren hacinados en los pasillos y por la noche carezcan de cama donde dormir”.

A eso se sumó la falta de cobertura de 15 vacantes de enfermeros fallecidos y la superpoblación de pacientes dentro de pabellones que tenían graves fallas edilicias. La jueza exigió la designación de profesionales, la mejora de todo el hospital y la existencia “urgente” de un plan de evacuación.
Con el correr de los años, y al calor de las apelaciones presentadas por el gobierno PRO, no hubo mejora, pero los hechos fueron confirmando la denuncia de Rivadeneira. Hace diez días, luego del incendio, la doctora Presa, jefa del extinto Servicio Mro. 8 de Corto Plazo, no sólo admitió que el paciente calcinado no tenía que estar en su plantilla. También negó que hubiera un plan de evacuación del edificio en caso de incendio, a pesar de todas las advertencias recibidas. Todo fue “a pulmón”, hasta que el cuerpo de Guarachi Tola apareció fundido en una sola brasa, agarrado a su colchón y a la deriva, dentro de un hospital neuropsiquiátrico que parece enloquecer de abandono, pero no es una locura tipo electroshock, se trata de una lenta agonía que persistente en el tiempo, no hay responsables ni sanciones, ni mejoras, solamente la resignación de seres humanos condenados doblemente: 1) Por su patología 2) Por la desidia y abandono casi total en que se encuentran sumidos desde hace décadas.

ESTA SIN DUDA ES OTRA DE LAS AREAS DONDE EL PROXIMO GOBIERNO DE LA CIUDAD TIENE QUE TRABAJAR INTENSAMENTE PARA QUE NO SE VUELVAN A PRODUCIR EPISODIOS COMO EL QUE NARRAMOS, LO UNICO QUE SE REQUIERE PARA ELLO ES: SENTIDO COMUN, SENSIBILIDAD SOCIAL Y DECISION POLITICA PARA QUE LA SALUD SEA CONSIDERADA UNA CUESTION DE FONDO Y NO UNO MAS DE LOS GASTOS DEL PRESUPUESTO, POR EJEMPLO NO DEBERÍAN DERIVARSE RECURSOS MILLONARIOS EN LA CONSTRUCCION DE BICI SENDAS NO IMPRESCINDIBLES Y DE DUDOSA UTILIDAD, AFECTANDO PARTIDAS QUE EL AREA DE LA SALUD ESTATAL TANTO NECESITA, EMPEZANDO POR LOS HOSPITALES MUNICIPALES A CARGO DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.