20/12/2010 |
PROBLEMAS
EN EL COMPLEJO DEL CENTRO CULTURAL SAN MARTIN |
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El
conflicto con los estudiantes secundarios no es el único drama
que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires atraviesa, ni con la
cultura, ni con los jóvenes, ni en el marco de la disputa entre
el ámbito público y el privado. Desde el simbólico
17 de agosto, los alumnos de la escuela de teatro del Centro Cultural
San Martín tienen tomada la sala Juan Bautista Alberdi.
Por más de 20 años dedicada al teatro juvenil e infantil,
la sala Alberdi, funciona en el sexto piso del inmenso complejo de
Sarmiento y Paraná, que a sus espaldas tiene al Teatro San
Martín, aloja a otra importante sala similar a la Alberdi,
y en el último piso funciona la Radio de la Ciudad. Hasta la
silenciada toma, además de la escuela de teatro para niños,
jóvenes y adultos, en esa sala, para unos 200 espectadores,
se ponían en escena espectáculos los días viernes,
sábados y domingos, en general, para niños y a la gorra.
Hoy el espectáculo está en el hall de entrada y también
es abierto a todo público. Una serie de fotos muestra, por
ejemplo, pisos de madera rotos o cables pelados que salen de la pared.
Son las imágenes de la nueva sede que el gobierno de Mauricio
Macri consiguió para reubicar a los alumnos que “corrían
peligro” en la Alberdi, por pisos rotos y cables al aire.
Es de hace tres años la primera carta de desalojo, del final
de la gestión de Jorge Telerman, cuando llovían las
medidas a pedir de boca de la próxima gestión. Después
se sucedió un amparo, el tema se judicializó e incluso
el macrismo intentó resultados en una mediación oficial,
cuando ya se tramitaba una causa que llevaba adelante la jueza Fabiana
Haydee Schafrik. Pero más allá del papelón judicial
de los funcionarios PRO, la magistrada determinó que el Gobierno
porteño debía comprometerse a “resguardar las
actividades que se realizan en la sala, por considerarlas de importancia
para la comunidad”, según cuenta una de las docentes,
Gabriela Villalonga, que además terminó como titular
del recurso de amparo. Schafrik también ordenó que “o
nos dejaban ahí o nos daban un lugar similar para seguir funcionando
en las mismas condiciones”, cuenta Villalonga, que hace tiempo
da clases en la sede sustituta de Perú al 300 y jura que está
mucho peor que la sala Alberdi.
Compromiso que el Gobierno porteño asumió pero no respetó,
“en las distintas audiencias siguieron sin poder presentar un
lugar, que es lo que la jueza pedía”, confirma la docente.
“Cuando vino la carta de desalojo, el director era Daniel Donato,
que fue quien le dio forma al lugar”, cuenta Villalonga. La
carta fue una de las últimas medidas de gobierno de la entonces
ministra de Cultura, Silvia Fajre. La arquitecta, esposa del funcionario
del Grupo Clarín, Ricardo Kirchbaum, actuó como si el
lugar en cuestión se tratara de una propiedad privada.
Cuando la sucesión Daniel Birdman-María Victoria Alcaraz
desplazó a Donato, los procedimientos característicos
de este Gobierno se hicieron presentes. A Villalonga, por ejemplo,
la mandaron a llamar cuando los jóvenes ya habían iniciado
la toma y al presentarse, le labraron un acta comprometiéndola
personal y judicialmente por la medida de los alumnos.
“Alcaraz dijo en la última audiencia que hay que vaciar
todo el edificio”, relata Villalonga, y asegura que “un
par de planos que yo pude ver en algún momento se proponían
hacer un edificio multimedia, una cosa mega, para alquilar a universidades
privadas. Con lo cual es fácil ver una privatización
encubierta como parte de este plan. Pero después, parece que
no tuvieron la plata para hacer el mega proyecto, esto quedó
por la mitad y el edificio ahora tiene cosas peligrosas en serio.”
Para todo el centro cultural hay un solo ascensor que funcione. “Nosotros
estamos en el sexto piso y para la población que tenemos, subir
seis pisos por escalera, por ahí no es tan terrible, pero yo
no sé la gente que va a la radio, porque son cuatro pisos más.
Es patético, yo misma me quedé 20 minutos encerrada
el año pasado en el subsuelo”, señala Villalonga,
y cuenta que le pasó justo cuando estaba leyendo un documento
en el que el Gobierno decía que no se hacía responsable
de nada de lo que le sucediera a las personas que están en
el edifico. “Yo me estaba yendo con el papel en la mano, me
quedé encerrada y me tuvieron que sacar entre cinco empleados
del edificio, desesperados porque no sabían si la persona que
estaba adentro se podía infartar o estaba por darle un ataque
de pánico.” Cada semana unas 600 personas van y vienen
sólo al sexto piso. La sala Alberdi tiene una trayectoria de
espectáculos de jerarquía, con críticas en los
diarios, por ejemplo, la fallecida Ruth Mehl, del diario La Nación
era asidua. Todos los rumores indican que se favorecerá con
ella al sector privado. Nada nuevo bajo el sol macrista.
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LA
PROVINCIA DE SANTA FE DEVUELVE 10.000 HECTÁREAS A LOS PUEBLOS
ORIGINARIOS |
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Celebramos
esta noticia porque de algún modo es el inicio de un proceso
de resarcimiento histórico para con los pueblos originarios,
nada nunca será suficiente para devolverle la dignidad y las
tierras que milenariamente ya habitaban los mayores de los casi ya
desaparecidos Mocovíes, Qom y Avipones residentes en la provincia
de Santa Fé.
El
proceso comenzó con 3 comunidades, y piensan concluirlo antes
de que finalice el 2011. Se está aplicando una ley provincial
sancionada en el año 2002. Se utiliza la figura jurídica
del "comodato". Tienen que ser trabajadas por y para la
comunidad, no pueden ser vendidas ni embargadas, pero están
libres de impuestos
Aunque el derecho de los pueblos originarios a vivir en el suelo
de sus ancestros está contemplado por la ley argentina desde
1985, la materialización de esa letra “pura”
–que la Constitución incluye además en su artículo
75– se desdibuja en una realidad atravesada por los conflictos
de intereses: el avance de la frontera agropecuaria, entre otros
factores de menor peso que elevaron dramáticamente el valor
de la tierra, conspira así contra el reconocimiento legal
a una de las demandas fundacionales de las comunidades que poblaban
estos paisajes antes de que llegaran los enviados del reino de Castilla.
La reciente represión en Formosa contra una comunidad Qom
que reclamaba territorios a los que considera de su propiedad es
sólo un ejemplo, ni siquiera el más grave, del plato
hacia el que suele inclinarse la balanza. En Santa Fe, hace dos
años se inició un lento proceso de restitución
de tierras a los pueblos preexistentes a la conquista. Suman 10
mil las hectáreas fiscales que la ley vernácula contempla
con ese objetivo, y que ya comenzaron a adjudicarse. Entre otras
características, las tierras se entregan colectivamente,
quedan exentas de impuestos a partir de su toma de posesión,
no son expropiables ni embargables y están destinadas a emprendimientos
productivos.
No es mucho en comparación con el despojo sufrido antes y
después de que la Argentina se constituyera como Nación:
equivale apenas a un poco más de la mitad de la superficie
que hoy ocupa la ciudad de Rosario. Pero es un principio. En su
mayoría, se trata de terrenos de islas, aunque la administración
provincial asegura que son suelos aptos para desarrollos productivos
sustentables y además acompaña el proceso con asesoramientos
técnicos que respetan las decisiones autónomas de
las comunidades. Con todo, el camino abierto está también
aquí sujeto a las tensiones entre los derechos reconocidos
y las presiones económicas que desnudan miserias propias
y ajenas.
“Este proceso de restitución de tierras a las comunidades
está ordenado por la ley provincial 12.086 que fue promulgada
en 2002 y regulada en 2005. Sin embargo, recién tres años
después se puso en funcionamiento la Mesa de Restitución
que permitió avanzar en su concreción. Ya hay tres
comunidades a las que se les entregaron territorios, y la idea es
completar el traspaso de todas las tierras que contempla la norma
a fines del año que viene”. Así resume la secuencia
Raúl Britos, a cargo de la Dirección de Pueblos Originarios
de Santa Fe.
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La
primera restitución, de 327 hectáreas, fue a la comunidad
mocoví Com Caia de la localidad de Recreo, en la que se materializaron
las primeras dificultades: la soja “metió la pata”
y desencadenó una división interna que está en
camino de solución (ver aparte) pero que también aportó
enseñanzas sobre la complejidad del proceso. “En total,
son más de 10 mil hectáreas. La provincia tiene relevadas
152 comunidades, desde Florencia en el límite norte hasta Murphy
en el sur, más toda la zona este con San Javier, Helvecia y
Calchines, o la oeste con Rafaela. La ley plantea que estas adjudicaciones
se den a las comunidades más cercanas a las tierras disponibles,
que en la mayoría de los casos son en zona de islas”,
explica el funcionario.
Las restituciones se otorgan bajo la figura de “comodato”
porque aún el Código Civil argentino no contempla la
propiedad comunitaria que es, además, parte de la identidad
de los mismos pueblos originarios. Pero sí implica un reaseguro
contra maniobras de “recompra” que encuentran el camino
allanado en títulos individuales.
Para esto, en la provincia se creó el año pasado el
Registro Especial de Comunidades Aborígenes, que hasta el momento
tiene 12 inscriptas. Este instrumento permite otorgar “el derecho
público de personería jurídica en vistas al comodato
como paso previo a la escrituración definitiva”, indica
Britos. Antes de la existencia del registro, los territorios se entregaron
a organizaciones “legalizadas” que accionaban en nombre
de los pueblos originarios, pero en varios casos éstas entraron
luego en contradicción con sus propios “representados”,
derivando en conflictos legales que aún están en vías
de solución.
“La idea de todas estas tierras es que sirvan para desarrollar
proyectos productivos, no para urbanizar. Porque en la mayoría
de los casos aún no hay red de agua potable ni energía
eléctrica o cercanía de escuelas o centros de salud.
Es para que las comunidades tengan un espacio de producción
propia”, aclara Britos sobre el espíritu de la ley 12.086.
Y respecto a los destinatarios de las devoluciones, explica que la
norma “ordena que se adjudiquen a quienes viven cerca de los
terrenos disponibles y tengan una historia de pertenencia al lugar”.
Estas condiciones son certificadas –agrega– por “el
Instituto Provincial de Aborígenes Santafesinos (Ipas) que
integran cinco representantes de diferentes etnias: dos mocovíes,
dos qom y un colla elegidos por sus propias comunidades”.
De esta forma están todos incluidos. “La mayoría
de comunidades son mocovíes, pero hay varias tobas (qom) y
por migración hay mapuches en Rosario y Venado Tuerto y collas
en la zona de Firmat y Murphy”, reseña Britos, quien
resalta que “en los centros urbanos más importantes,
como Rosario, es donde están los asentamientos más numerosos”.
El funcionario explica que una vez hecho el traspaso de las tierras,
“las comunidades se manejan de forma autónoma, pero la
idea es acompañarlos en proyectos productivos acordes con las
factibilidades de cada zona y lo que los nuevos propietarios deseen,
desde la instalación de colmenas a la cría de ganado
o la pesca”. Sobre el punto, Britos abunda: “Hay islas
altas –la mayoría de las tierras adjudicables son insulares–
que permiten la cría de ganado, otras bajas que se prestan
al cultivo de arroz y otras casi vírgenes aptas para la producción
de miel ecológica”.
Con todo, la autonomía tiene sus reglas: “Tienen que
ser trabajadas por y para la comunidad, no pueden ser vendidas ni
embargadas, pero están libres de impuestos”.
El camino ya está trazado, pero no es fácil. “Nuestro
proyecto, y estamos trabajando duramente, es que todas las tierras
que son nominadas en la ley 12.086 sean adjudicadas antes de que finalice
2011. Es complejo, porque algunas tierras estaban ocupadas y hay que
transitar un proceso de desalojo”, explica el titular de la
Dirección de Pueblos Originarios, que depende del Ministerio
de Desarrollo Social.
A la primera restitución en Recreo le siguieron 82 hectáreas
de islas en la zona de Monte Vera, que recibió la Nueva Comunidad
Mocoví Dalaxaig Covó, y terrenos también insulares
del distrito Cayastá adjudicados a la comunidad de la misma
etnia Caiastas. “En estos momentos estamos trabajando para restituir
2.000 hectáreas en Florencia, 496 en la comunidad qom de Las
Lomas en Santa Fe y con la comunidad de Coronda para la devolución
de dos islas”, adelanta Britos.
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MUNDO
ALAS |
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Nuestro
compañero Carlos Raúl Mello en representación
de los integrantes del colectivo “Mundo Alas” nos hace
llegar su agradecimiento a las autoridades del CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO
ARGENTINA DE TORONTO (CANADA), por el aporte que recibiera el grupo
de esa institución.
En dicho Club se transpiraba argentinidad cuando León Gieco
presentó la película Mundo Alas con gran suceso y gran
participación de los compatriotas residentes en esa ciudad
y otras aledañas. MUCHAS GRACIAS.
También en el marco del Día Internacional de la Personas
con Discapacidad, el embajador argentino ante Naciones Unidas, Jorge
Arguello, presentó en la sede de la entidad en Nueva York la
película "Mundo Alas" que relata la vida de artistas
con deficiencias físicas.
El embajador argentino Jorge Arguello presentó el film en el
"Festival del cine sobre las personas con discapacidad",
organizado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales
de la ONU.
La "road movie" Mundo Alas que trata sobre el viaje de un
grupo de jóvenes artistas que muestran su arte junto a la voz,
el talento y la experiencia de León Gieco, a lo largo del país,
fue muy aclamada, recibiendo los directores presentes una gran ovación
y reconocimiento por parte de los diplomáticos de todo el mundo
presentes.
Durante su presentación el Embajador argentino ante la ONU
destacó que "Gieco ha logrado, con esta película
concretar en los hechos el eslogan de la comunidad de personas con
discapacidades: Nada para nosotros sin nosotros."
PRESENTACION EN POSADAS:
Escuchamos por radio el recital brindado por León Gieco y los
integrantes del “Mundo Alas” en el anfiteatro sobre el
Río Paraná, nuestro colega decía:
“En este momento hay 12000 personas y otras 500 están
afuera sin poder ingresar, por razones de seguridad”. Los conductores
daban cuenta en el cierre de la 41º edición del Festival
Nacional de la Música del Litoral, de la afluencia de público
que había desbordado la capacidad del anfiteatro Manuel Antonio
Ramírez. Era momentos antes de que, ante ese mismo público
de pié y aplaudiendo, ingresara al escenario León Gieco
y sus músicos. Se produjo, entonces, un cierre de festival
extraordinario para una noche que había sobresalido por la
calidad de los artistas y la calidez del público. Como en los
viejos tiempos de esplendor, este público de hoy compuesto
por adultos mayores y gran presencia de jóvenes, volvió
a poner en evidencia una calidad de espectador que siempre llamó
la atención y distinguió a Posadas. Porque sabe hacer
silencio para escuchar al artista y sabe reconocer en su aplauso,
en su ovación, aquel arte que se despliega en el escenario.
Paradójicamente el padre de Carlos don Florencio Ricardo Mello
Vargas, fue un activo participante del III festival de la Música
del litoral desarrollado en la ciudad de Posadas (Misiones) el mismo
año en que naciera Carlos (1965).
Mello Vargas en esa oportunidad presentó un trabajo referido
al proceso integral de la yerba mate, resaltando además la
explotada figura del “Mensú”.
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