–¿Sigue
manteniendo relación con Alberto Fernández?
–Sí,
cotidianamente hablo con él. Dialogamos acerca de la situación
de la Argentina.
–¿Es
cierto que él impulsa a Graciela Ocaña para jefa de
Gobierno de la Ciudad?
–Hoy
no hablamos de nombres, porque primero hay que intentar abroquelar
un conjunto de expresiones electorales en una propuesta común.
Y los nombres personales traen fricciones que son innecesarias.
Igualmente, me parece que cualquier aporte de Ocaña para
discutir una agenda en la Ciudad de Buenos Aires sería muy
provechoso.
–¿Qué
ejes definen al espacio que lidera Sabbatella?
–Nosotros
creemos que el proceso que Néstor Kirchner abrió en
la Argentina fue muy positivo en muchas cosas. Pero pensamos que
puede haber una etapa superadora. En la Ciudad, nuestra propuesta
es gobernar de manera eficiente, moderna y con criterios públicos
que estén acordes a lo que uno promete en la campaña
electoral. Cuando constituimos el espacio legislativo de Nuevo Encuentro
dijimos: éste debe ser la parte de un armado a yoSs q ue
incluya a otras expresiones de centroizquierda para 2011. Debemos
estar juntos para construir no sólo la oposición sino
la opción a Macri.
–¿Tienen
algún rol los partidos tradicionales en este tipo de armado?
–En
la Ciudad poscrisis de 2001, los partidos tradicionales dejaron
de representar lo que representaban. No me parece que hoy sea inteligente
en columnar una propuesta de centroizquierda con el peronismo o
el radicalismo como eje central. La columna vertebral tiene que
ser la representación de una fuerza mucho más dinámica.
Además, es imposible volver a pensar un sistema de partidos
políticos creyendo que el radicalismo y el PJ representan
lo que representaron en la historia de la Argentina. No existe más
eso. Se modificó culturalmente la matriz de este país.
–Proyecto
Sur plantea actuar en la Legislatura en interbloque con Diálogo
por Buenos Aires, ¿ustedes se van a sumar a esa propuesta?
–Vamos
a proponer una agenda legislativa en común. Nosotros consideramos
a los compañeros de Proyecto Sur y a los demás bloques
progresistas como posibles partes de una opción electoral
para 2011.
–¿Qué
debería hacer el progresismo para recuperar el poder?
–Dejar
de tenerle miedo a ciertos temas. Por ejemplo, al tema de la seguridad.
–Con
Aníbal Ibarra en el poder, la centroizquierda nunca impulsó
la creación de una policía para la Ciudad. ¿El
progresismo no debería hacer una autocrítica al respecto?
–Sí,
por supuesto. No sólo tiene que hacer una autocrítica
sino que tiene que hacer una propuesta diferente en ese tema. Es
cierto que cuando la Ciudad entró en la crisis lo esencial
era mantener la educación y la salud. Y eso se hizo. Pero
también es cierto que hubo otra etapa donde la sociedad reclamó,
por ejemplo, la presencia del Estado en el mantenimiento de los
espacios públicos. No era una cosa o la otra. Porque está
esa sensación de que la centroizquierda habla de cultura,
educación y salud, y que la derecha habla de economía
y seguridad. Y eso es imposible de sostener en la Argentina de hoy.
Y si hay algo que quedó claro de estos dos años de
Macri es que ellos son muy malos en la gestión de los temas
en los que creen tener fortalezas.
–¿Aníbal
Ibarra es una posible opción electoral o ya fue?
–Yo
creo que Aníbal Ibarra debería colaborar en construir
una propuesta pero entendiendo cuál es su lugar en esta instancia.
Cada uno debe ocupar su lugar de acuerdo a su circunstancia histórica.
Él tiene mucho para aportar. Pero éste no es el tiempo
para que sea protagonista.
–Usted
formó parte del gobierno de Néstor Kirchner. ¿Cómo
ve hoy el de Cristina?
–Creo
que le costó entender que la Argentina a partir de 2007 estaba
en otra etapa, que no se podía .seguir gobernando como lo
hizo Kirchner. Que la sociedad reconocía parte de su agenda
pero que, además, pretendía otra cosa. No cumplió
la expectativa de una propuesta superadora que fuera diferente,
también, en sus formas.
–Usted
criticó duramente a Eugenio Burzaco por su propuesta de volver
a los edictos policiales...
-Los porteños tenemos que tener nuestra policía. Es
un derecho constitucional. Lo que está en discusión
acá es qué tipo de policía debemos tener. Y
el PRO se está equivocando en el modelo de policía
que construye.
–¿Cuál
sería el modelo erróneo?
–Un
modelo de recetas viejas. Para empezar, los edictos policiales sirvieron
sólo para que la policía hiciera estadísticas
que mostraban una eficacia falsa. Además, son herramientas
que fracasaron para la tarea esencial que tiene que tener la policía,
que es prevenir el delito. Lo dijimos el primer día: los
mejores modelos de policía del mundo tienen conducciones
civiles. Y control.
–Bueno,
Burzaco es un civil.
–Sí,
pero perdimos un año. Un año en el que tuvimos que
pasar por un ex comisario que hoy está detenido en Marcos
Paz. Nosotros dijimos: éste no es el mejor perfil para el
armado de una policía, no es bueno que la política
de la nueva policía sea sacarle los cuadros a la Policía
Federal ofreciéndoles más plata porque después
tenemos que compartir la calle con ella. Dijimos: ¿por qué
no hacen una encuesta de prevención del delito? Y nada. Encima,
Macri vetó la ley de Foros de Seguridad, que garantizaba
la participación ciudadana en la elaboración del Plan
de Seguridad. Macri tiene un modelo para la política pública
que es mucho más conservador y de derecha vieja que su discurso
público.
–Pero
Macri debió volver atrás con Palacios.
–Macri
eligió el camino más trillado: llamó a un ex
comisario amigo, y ese ex comisario vino a su vez con otros 10 ex
comisarios amigos y juntos construyeron una fuerza con los vicios
que tiene esa camada de la Policía Federal. Hoy está
el apremio electoral por sacar la Policía Metropolitana a
la calle, con parte de una estructura que armó Palacios conviviendo
con una conducción civil que, en lugar de inyectar control
y participación, dice que tienen que volver los edictos policiales.
O sea, intentar hacer una política preventiva a partir de
la portación de cara. Creer, como dijo Burzaco, que una persona
de la Matanza caminando sin rumbo por la Ciudad es un peligro para
los porteños, la verdad, es una concepción de la seguridad
que no se escucha desde el año 30. Ni Palacios se animó
a decir eso.