07/06/2009 |
CONVOCATORIA
A MARCHA POR CROMAGNON |
Como
sabemos en el incendio del boliche bailable Cromañón
quedaron truncadas 194 vidas, que el 30/12/2004 fueron a disfrutar
de un recital del grupo Callejeros, que actuó en la discoteca
del empresario Omar Chabán a quien los querellantes le solicitaron
la pena de 31 años de cárcel.
En
este juicio presidido por los camaristas María Cecilia Maiza,
Raúl Llanos y Marcelo Alvero, las audiencias se realizan
los días lunes, miércoles y viernes y se encuentra
en pleno proceso de indagatorias a los 15 imputados con los caros
siguientes: Omar Chabán: estrago doloso seguido de muerte
y cohecho activo. Raúl Villareal: partícipe secundario
del estrago doloso seguido de muerte y cohecho activo. Carlos Rubén
Díaz: (ex Sub comisario de la comisaría 7ª) Cohecho
pasivo y coautor del estrago doloso seguido de muerte. Miguel Ángel
Belay: (Ex comisario de la comisaría 7ª) coautor de
cohecho pasivo. Grupo Callejeros: (Argañaraz, Santos Fontanet,
Djefry, Cardell, Carbone, Torrejón, Delgado, Vázquez)
coautores del estrago doloso seguido de muerte y partícipe
secundario del cohecho activo. Fabiana Gabriela Fiszbin (Ex Subsecretaria
de Control Comunal del GCBA) Gustavo Juan Torres (ex Director General
de la Dirección General de Fiscalización y Control)
y Ana María Fernández (ex Directora Adjunta de la
Dirección General de Fiscalización y Control) incumplimiento
de los deberes de funcionario público. Además cabe
consignar que el ex Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra no está
imputado. Los querellantes esperan además que otros funcionarios
como el ex Secretario de seguridad porteño, Carlos López
pase por los estrados judiciales, solo temen que a raíz de
las argucias procesales no prescriban las causas. El 22 de Mayo
ppdo. finalizo el periodo de pruebas.
El
Presidente del Tribunal Oral Nº 24, Dr. Álvero dio a
conocer las fechas de los futuros alegatos y querellas, a saber:
1º de Junio: Dr. Iglesias - Dra. Campos. 2 de Junio: Dr. Castro
- Dra. Nuñez Morales, Dr. Parrilli - Dra. Verdú y
Dr. Urcullú. 3 de Junio: Dr. Poplavsky - Dra. Rico y Fiscal
General Dr. López Lecube. Defensas 12 de Junio: Dr. D´attoli.
16 de Junio: Dr. Stefanolo y Dr. Gutiérrez. 17 de Junio:
Dr. Bois y Dra. Fangano. 18 de Junio: Dr. Orlando y Dr. Iturbide.
19 de Junio: Dr. Faimberg. Entre el 22 y 25 de junio finalizaran
de presentar sus alegatos el Dr. Vignale, el Dr. Cruz y finalmente
serán escuchadas las palabras de los 15 acusados, la oportunidad
será definida mas adelante y se ha convenido que las sesiones
comiencen el 1º de junio a partir de las 9.30hs de la mañana
y además que serán transmitida en directo por Canal
7, esperándose que la sentencia final sea dictada el día
19 de Agosto.
Para
que algún día los culpables de estas muertes queden
entre rejas, los Familiares, sobrevivientes y amigos de las Victimas
de Cromañón convocan a una marcha para el dia 19 de
agosto a las 10,00 hs. a toda la población a desarrollarse
frente a la Sede Palacio de Tribunales sito en Talcahuano y Lavalle,
para luego dejar un petitorio en la sala de audiencias de la Corte
Suprema de Justicia.
Contactos:
- José Iglesias - 155-113-6522 - Graciela Peloso -1549948883-
María Luz Carou- 1557614622 -Pablo Colnaghi -1557081764 -
Nilda Gómez - 155-464-2329
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COMUNICADO
ASAMBLEA PERMANENTE CONTRA LOS DESALOJOS |
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Desde hace años, miles de habitantes de la Ciudad de Buenos
Aires sufren la incertidumbre y la precariedad de no tener un techo.
Algunas y algunos de esos miles viven en el desamparo absoluto de
la calle, abandonadas o perseguidos, estigmatizadas y demonizados
como culpables de la situación de la que son víctimas.
Otras y otros han podido ocupar colectiva o individualmente viviendas
pertenecientes al gobierno de la ciudad o a particulares. Ante todo
esto, la respuesta del Estado porteño, más allá
del partido gobernante, ha sido siempre la misma: desalojos, represión,
subsidios miserables y la ausencia total de una política de
vivienda que favorezca a las y los de abajo y no a los especuladores
inmobiliarios.
Así, tenemos casos paradigmáticos como el desalojo y
represión de decenas de familias en el Patronato de la Infancia
(PADELAI) en 2002 durante el gobierno de Ibarra o el incendio y posterior
abandono de familias en Villa Cartón, en 2007 durante la gestión
de Telerman, entre muchísimos otros.
No obstante, durante la actual gestión macrista, los grandes
negociados inmobiliarios, con su correspondiente transformación
del espacio público de la ciudad en un lugar de exclusión,
de control y de miedo, se han transformado en bandera de este gobierno.
El macrismo levanta las banderas de los desalojos, la falta de presupuesto
para vivienda y la expulsión de los pobres de la ciudad. Y
lo hace abiertamente, sin ahorrar frases cargadas de definiciones
ideológicas y sin importarle siquiera el costo político
de sus acciones.
La medida que mejor ejemplifica la política de exclusión
del gobierno con respecto al tema vivienda, es el veto que el Ejecutivo
dio a la Ley de Emergencia Habitacional sancionada en 2008 por la
Legislatura. Según esta ley, se suspendían hasta el
año 2011 todos los desalojos de las propiedades del GCBA que
fueran usadas como vivienda. Al veto de esa ley se le suma la creación
de la Unidad de Control de Espacio Público (UCEP), a través
del decreto 1232/2008, para “… mantener el espacio público
libre de usurpadores por vía de la persuasión”.
Persuasión que, en la práctica real y concreta, se traduce
en los aprietes y golpizas que los matones de la UCEP descargan sobre
las y los habitantes de la ciudad.
Por todo esto, un conjunto de organizaciones sociales y políticas
hemos decidido dar una respuesta colectiva y desde abajo a estos atropellos.
De esta manera, nos hemos constituido en asamblea permanente contra
los desalojos.
Esta iniciativa surge principalmente a partir de dos casos testigos:
la amenaza de desalojo a una casa perteneciente al GCBA ubicada en
la calle Pringles y Díaz Velez, Almagro, donde una familia
de once personas vive hace 25 años; y el desalojo ilegal de
la Huerta Orgázmika y la represión en el Centro cultural
La Sala con la detención y golpiza de 22 compañeros
y compañeras.
Como primera medida para evitar el desalojo de la casa de Pringles,
el 8 de Junio pasado la Asamblea Permanente contra los desalojos convocó
a una movilización y Escrache a la Dirección de Administración
de Bienes de la Ciudad. De esta dependencia surgen los decretos de
desalojo que Macri firma y hace efectivos sin ser necesaria la intervención
de la Justicia. En este organismo también, a una de las compañeras
que habita en la casa de Pringles y que participa de la Asamblea,
le dijeron abiertamente que el gobierno quería desalojar todos
los inmuebles para su posterior venta, y que en dos meses se haría
efectivo el desalojo sin ofrecerle ninguna solución, mas que
dirigirse a Desarrollo Social a obtener el irrisorio subsidio habitacional
de 700 pesos mensuales por algunos pocos meses.
En la jornada del 8 de Junio fuimos a exigirle a Tomás Ibáñez,
director de Administración de Bienes, el compromiso por escrito
de que no desalojaría a nuestra compañera y su familia
sin darle una SOLUCIÓN DEFINITIVA a su situación habitacional.
Se sumó a este reclamo la Asamblea de San Telmo, que viene
colaborando con una casa en situación de desalojo ubicada en
la calle Constitución, en la que habitan varias familias.
Gracias al compromiso y a la presencia de muchas organizaciones, compañeros
y compañeras los casos tomaron estado público e Ibáñez
no tuvo mas remedio que recibir a una delegación y firmar el
compromiso de la suspensión del desalojo.
Si bien el acta está plagada de ambigüedades y no tiene
un peso legal definitivo es un importante logro en lo político
ya que demuestra que solo mediante la organización y la lucha
podemos dar vuelta esta situación.
Además, Ibáñez deslizó algunas definiciones
que son dignas de mencionar. En la negociación por la casa
de Constitución intentó convencer a la compañera
presente de la Asamblea de San Telmo que entregara otro predio del
que hacen uso en la calle Paseo Colón. Para esto argumentó
que hay un proyecto de ensanchar esta avenida, junto a las avenidas
J. B. Alberdi y De los Constituyentes, que el gobierno pretende terminar
y que pertenece a la gestión de Cacciatore, intendente de la
ciudad durante la Dictadura genocida de 1976-1983. Primera definición
llena de carga simbólica: la argumentación para llevar
a cabo un desalojo es la conclusión de un proyecto de exclusión
elaborado en la dictadura.
Por otro lado, Ibáñez comentó que el gobierno
tiene pensado realizar únicamente desalojos de “bajo
impacto social” antes de las elecciones. Este plan se condice
con la frase que con orgullo e impunemente tiró a principios
de este año el Jefe de Gabinete Rodríguez Larreta “despacito
y en silencio se van haciendo desalojos”.
Los discursos no sólo dicen, sino que también posibilitan,
incomodan, clausuran, justifican, habilitan y deshabilitan, habitan
y deshabitan, alojan y desalojan. En los años previos a la
dictadura del ´76, la figura del subversivo se impuso discursivamente
como condición para llevar a cabo la cruenta represión
dictatorial y pre-dictatorial. El subversivo no era cualquiera, es
decir, no cualquiera podía ser etiquetado como tal. Los subversivos
eran militantes de izquierda: peronistas, trostquistas, anarquistas,
guevaristas; jóvenes estudiantes secundarios y universitarias;
obreras y obreros; intelectuales, artistas, periodistas.
En la Ciudad de Buenos Aires, la figura del subversivo fue una de
las construcciones discursivas que puso en marcha a las topadoras
verde oliva de Cacciatore para arrasar con algunos de los tantos barrios
porteños con pasillos y techos de chapa y construir una urbe
atravesada por autopistas en la que vivan sólo quienes “lo
merezcan”. Pero no pudo, las villas resistieron y aún
resisten, y no justamente –como gusta a muchos decir- porque
a sus habitantes les guste no pagar los impuestos.
La figura del subversivo –aquel que subvierte el orden establecido-
fue mutando a lo largo del tiempo. Sin cabida para desapariciones
masivas y sistemáticas de personas, la construcción
discursiva del subversivo dejó de surtir efecto. Hace unos
años, habilitando modos más sutiles de represión,
los medios masivos de comunicación comenzaron a construir la
figura del “pibe chorro”. El discurso de la inseguridad,
similar pero distinto al que circulaba durante los meses previos al
24 de marzo del ´76, dibuja el contorno del “pibe chorro”
como un sujeto peligroso que, también como antes, no es cualquiera
ni vive en cualquier parte: es adolescente, no tiene una familia constituida,
no va a la escuela, no trabaja, fuma paco y vive en las villas. El
“pibe chorro” es el responsable de la inseguridad. La
inseguridad –nos dice ella misma a través del discurso
de los medios- sale de las villas y se esconde en ellas: zonas peligrosas
que se deben erradicar para terminar con los robos, violaciones y
asesinatos a las “personas de bien”.
Erradicar significa arrancar de raíz, sacar de la tierra y
no permitir que vuelva a crecer. Cuando las ciudades tenían
límites fijos demarcados por puentes o murallas, no se erradicaba
sino que se desterraba, se echaba más allá de las fronteras.
Aún sin ser una muralla, la Avenida General Paz funcionó
durante la última dictadura militar como aquel límite
detrás del cual eran arrojados los habitantes de la Villa 31
y otros barrios precarios de la ciudad como parte del plan de higienismo
urbano encarado por la dictadura.
Hoy día, el erradicado no tiene un afuera de la ciudad donde
ser arrojado, entonces se convierte en errante, una vagabunda que
va a ninguna parte. La erradicada sufre lo mismo que el desalojado:
aquel a quien se corre del lugar que habita. A la desalojada se le
niega el derecho a la vivienda y, con ella, se le impone no vivir
en un lugar para tener que pasar a vivir en un no-lugar: debajo de
la autopista, en una estación de subte o de tren, en una plaza,
lugares desde donde luego será nuevamente desalojado y así
una y otra vez.
Claro que las voces del gobierno y de los medios masivos de comunicación
nunca dan cuenta de esta suerte que deben correr los erradicados y
desalojadas. Sólo hablan del destino de los lugares de desalojo:
shoppings, museos a ilustres próceres, polos tecnológicos,
ensanchamiento de las avenidas, agrandamiento de los puertos. En sus
propias palabras, se trata de “recuperaciones del espacio público”.
Recuperar significa poner en servicio lo que antes estaba inservible.
Implica negar lo que allí había antes de producirse
el desalojo, negar el espacio y quienes lo habitaban. Recuperar un
espacio es considerarlo previamente perdido, vacío, ocioso.
Por otra parte, cabría preguntarnos: ¿recuperarlo de
quién?, ¿para quién?, ¿para qué?
En los últimos meses, el Estado de la Ciudad de Buenos Aires,
por intermedio de la gestión macrista, ha avanzado en el desalojo
y la erradicación de distintos barrios, viviendas, centros
culturales y experiencias autogestivas de la ciudad. Cada uno de estos
avances estatal-mercantilistas responde a un particular proyecto inmobiliario
que, juntos, delinean de manera estratégica una cartografía
urbana de la exclusión y el control del espacio público.
Sin embargo, los mismos no se han dado ni se siguen dando sin la resistencia
de quienes habitan los espacios sobre los que el Estado intenta avanzar.
El Corredor Verde del Oeste es una mega proyecto por el cual, en el
año 2000, el Estado Nacional a través de la ONABE (Órgano
Nacional de Administración de Bienes del Estado) le cedió
las tierras lindantes con el ferrocarril Sarmiento al Gobierno de
la Ciudad. El Proyecto consiste en el soterramiento de las vías
para la construcción de un gran parque lineal que ocupe la
traza que va de Once a Liniers.
Por falta de presupuesto el proyecto fue postergado una y otra vez
por los sucesivos gobiernos. No obstante, al asumir el macrismo prometió
terminar esta obra. Con esta excusa se realizó el desalojo
de un asentamiento que se había levantado en terrenos fiscales,
lindantes con la vía a la altura de Caballito. Casualmente
allí mismo comenzó no la obra del corredor verde sino
la construcción de lujosas torres a cargo de una empresa de
un amigo de Macri, Nicolás Caputo.
Además, también en tierras del ferrocarril Sarmiento
se encontraba la desalojada Huerta Orgázmika y los edificios
de Gascón 123 y Mario Bravo 145. Estos últimos pertenecen
al gobierno de la ciudad y están habitados por decenas de familias.
En Julio del año pasado la legislatura aprobó un proyecto
de ley por el cual ambos inmuebles quedaban desafectados del Corredor
Verde del Oeste y serían destinados a viviendas sociales para
sus actuales habitantes.
Obviamente, Macri vetó la ley y envió la cédula
de desalojo. El veto argumenta cínicamente que “las franjas
afectadas por la Ordenanza N° 24802, se encuentran dentro de los
Programas propuestos por el Plan Urbano Ambiental destinadas al 'Corredor
Verde del Oeste' que implica el soterramiento del ex Ferrocarril Sarmiento
en algunos tramos y son las únicas reservas de tipo lineal
con que cuenta la Ciudad” y que “el concepto de "vivienda
social", tal como nombra el proyecto de ley, no está tipificado
en el código de planeamiento urbano”.
Uno de los proyectos fundamentales que la última dictadura
militar tenía destinado para la ciudad de Buenos Aires –y
que quedó inconcluso- es el denominado Plan General de Autopistas.
En el marco de este plan, el gobierno de Cacciatore expropió
y desalojó terrenos, viviendas y hasta edificios enteros ubicados
sobre la traza de la “Autopista Central (AU3)”, la cual
recorre recorre la ciudad de Buenos Aires desde la Av. General Paz,
en barrio de Saavedra hasta Puente Alsina, atravesando los barrios
de Belgrano, Villa Urquiza, Coghlan, Chacarita, Villa Ortúzar,
Colegiales, Palermo, Almagro, Villa Crespo, Balvanera, Parque Patricios
y Nueva. Sin embargo, ya en 1981 varios de esos inmuebles fueron ocupados
nuevamente por otros ciudadanos que habían quedado sin vivienda.
Algunos de estos nuevos ocupantes procedían de las villas de
emergencia que el mismo Cacciatore había demolido en varias
partes de la ciudad. Otros tantos pertenecían a sectores de
la clase media que ya no podían pagar el alquiler, luego de
que la dictadura militar eliminara los precios máximos para
los alquileres y éstos se tornaron impagables para buena parte
de la clase trabajadora.
Con el advenimiento de la democracia y las sucesivas crisis económicas,
el número de viviendas ocupadas sobre la traza de la ex AU3
–y en el resto de la ciudad- se fue incrementando. Este incremento
fue paralelo al de otra cifra, el de la emergencia habitacional.
El 28 de diciembre de 1999, la Legislatura de la Ciudad de Buenos
Aires sancionó la ley 324, con la que apunta a la “Recuperación
de la traza de la ex – AU3”. El primer artículo
de la misma señala que sus objetivos son, entre otros, “reconstruir
el tejido urbano y social del área en cuestión”
y “brindar vivienda económica a los beneficiarios”.
Las personas afectadas por aquella ley eran divididas en dos grupos,
los considerados beneficiarios (en relación a la solución
habitacional prometida por el gobierno) y aquellos que de todos modos
iban a ser desalojados. Para ser beneficiarios debían cumplirse
una serie de requisitos, tales como acreditar más de tres años
de ocupación y no estar percibiendo ningún tipo de crédito
inmobiliario con fines de adquirir o refaccionar una vivienda.
A pesar de que ésta ley es cuestionable por el hecho de que
ya excluía a muchas familias (los no beneficiarios), hubo muchas
que desde entonces se adhirieron al programa con la esperanza de regularizar
su situación y encontrar una solución definitiva a su
problema habitacional.
En la dependencia que el gobierno porteño le destinó
a la Unidad Ejecutora de la Ex AU3, a cargo de Carlos Reggazoni, se
convoca a los vecinos para que acepten retirarse de sus terrenos por
las buenas: a los beneficiarios se les ofrece a cambio hasta 96 mil
pesos (menos la deuda que mantengan en concepto de impuestos municipales);
mientras que a los no beneficiarios se les ofrecen hasta 25 mil pesos.
Dentro de la traza de la ex AU3, hay quince manzanas entre Avenida
Congreso, Álvarez Thomas, De los Incas y Rómulo Naón/Forest
que ya son un territorio en disputa. Allí viven 450 familias
que el gobierno pretende desalojar. Mauricio Macri decretó
ya 81 de estos desalojos. La respuesta no se hizo esperar: al menos
100 familias ya se organizaron para frenar este atropello. En principio
presentaron un amparo judicial con el que lograron detener los desalojos:
el juzgado de la Dra. Elena Liberatori les dio la razón al
tener en cuenta que el GCBA no les estaba ofreciendo a las familias
una solución definitiva a su problema de vivienda.
La historia de la Villa 31 de Retiro está plagada de luchas
entre sus habitantes, quienes buscan la radicación definitiva
por medio de un plan de urbanización que les permita permanecer
en su tierra, y los avances del Estado de la Ciudad de Buenos Aires
por erradicarla negando el derecho a la vivienda de las personas que
la habitan. Durante la última dictadura militar, hubo una erradicación
compulsiva y violenta por medio de la cual los y las habitantes de
la villa eran subidos a la fuerza a camiones del ejército y
la marina y arrojados en el conurbano o deportados a sus países
de origen. Dicha expulsión fue frenada en 1979 gracias al recurso
de amparo presentado por un grupo de “curas villeros”
que permitió que 46 familias permanecieron en el barrio, aunque
sin agua corriente, luz ni gas. Vuelta la democracia, el lugar volvió
a poblarse y cuenta hoy con más de 5000 familias entre la Villa
31 y la 31 bis, separadas ambas por la Autopista Illia.
Contra los avances del Estado por la erradicación de la villa,
un grupo de arquitectos de la Universidad de Buenos Aires diseñó
un proyecto de urbanización sin desalojos con el fin de convertir
la Villa 31 en el Barrio Mujica. Este proyecto fue presentado en la
Legislatura Porteña a mediados del año pasado, la cual
lo declaró de interés para la Ciudad. Sin embargo, los
planes de la gestión macrista son muy distintos.
Las continuas presiones estatales de tipo parapolicial que sufren
las y los habitantes de la Villa 31 y 31 bis se fundamentan en el
alto valor que tienen sus más de 15 Ha. y el estigma discriminatorio
que los medios masivos de comunicación descargan sobre las
y los villeros. Uno de las inversiones más importantes que
el gobierno tiene destinado para la zona es la construcción
de Puerto Madero II. Se trata de una inversión de 480 millones
de dólares en la que participan capitales extranjeros tales
como la Corporación América S.A. –empresa privatizadora
de todos los aeropuertos del país-, el Banco Macro Bansud S.A.
y la constructora Fernández Prieto, que ya ha construido gran
parte de Puerto Madero I.
Otro de los proyectos que es impulsado por el Jefe de Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la reubicación
de las dependencias gubernamentales porteñas en la zona de
Barracas: área delimitada entre las calles Defensa, las avenidas
Patricios, Iriarte, Perito Moreno, Sáenz y San Juan (Comuna
N° 4).
En dicho radio, se encuentran los hospitales de salud mental José
T. Borda, Braulio Moyano, Tobar García, los cuales han sido
objeto de políticas de desabastecimiento, con el manifiesto
perjuicio en su funcionamiento y en los derechos de las personas beneficiarias,
con la proyección oficial de cerrar dichas instituciones. Bajo
la excusa de des institucionalizar la atención de salud mental,
tal como lo establece la Ley N° 448, el público debate
ha puesto en evidencia que el plan oficial no es otro que destruir
la salud pública, sin proponer una alternativa conforme lo
establece la Constitución.
En la misma zona se encuentran otros predios que han sido intimados
para el desalojo, como toda el área circundante de la Plaza
España, el Centro Cultural y Cooperativa Trivenchi e inmuebles
vecinos, los cuales pretendieron ser desalojados por el GCBA usando
como excusa un Decreto/Ley del gobierno de facto de Ongania.
En este marco, sumado a la falta de políticas progresivas de
desarrollo de la Comuna en cuestión, queda claro el objeto
arrasador del Plan del gobierno, que pretende esconderse bajo el desarrollo
de la Zona Sur de la Ciudad y la “recuperación del espacio
público”.
Desde la Asamblea permanente contra los desalojos apuntamos a hacer
visible estas problemáticas. Y a romper el aislamiento y la
dispersión de las resistencias que surgen frente a esto.
El gobierno se encuentra ejecutando un plan integral para hacer de
la ciudad un lugar cada vez más exclusivo, recortando el acceso
de las mayorías explotadas a todos los derechos básicos
y profundizando la represión y el control social. En este marco
intentamos situar la problemática habitacional y articular
las luchas no solo por la vivienda, sino por una vida digna en la
ciudad. Buscamos, no solo dar respuesta a los golpes que el sistema
nos propina, sino construir nuevos sentidos de lo público,
lo urbano y lo colectivo. Transformar el espacio público en
un lugar no de paso, ni de miedo, ni de control sino de encuentro,
de reflexión, de acción, de construcción.
• Ni gente sin casas ni casas sin gente.
• Basta de represión y desalojos.
• Declaración de la emergencia habitacional ¡YA!.
• Disolución inmediata de la UCEP.
• Organización y lucha para construir una solución
definitiva al problema habitacional.
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NORMAS
SANITARIAS REFERIDAS A LA INFLUENZA “A”
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Al
lunes de esta semana los casos confirmados de Influenza A (H1N1)
ascienden a 131. Las autoridades sanitarias porteñas admitieron
que el 90 por ciento de los casos se produjeron en colegios. Hacia
principios de esta semana ya eran cuatro los colegios de la Ciudad
de Buenos Aires que debieron cerrar sus puertas por 14 días
debido a casos confirmados de Influenza A: la Escuela del Caminante,
el Fray Mamerto Esquiú, Anunciación de María
y el Belgrano Days School, los cuatro de Belgrano. Otros dos colegios
porteños cerraron las instituciones preventivamente por unos
días.
Y
el Cardenal Copello de Villa Devoto reinició las clases al
descartarse los sospechosos. La complejidad de la aparición
de la Influenza A es que llegó en época de gripes
estacionales. A las seis millones de enfermedades respiratorias
agudas que todos los años se notifican en el invierno, se
sumarán los casos de Influenza A (H1N1). Con el agravante,
según explican los infectólogos, que el virus de la
Influenza A (H1N1) es tan nuevo que en contacto con los otros virus
puede mutar o combinarse (de un cuadro clínico leve a uno
más agresivo). Que la gente viajara a Estados Unidos era
inevitable. Lo que sí podría haberse evitado es que
los médicos de algunos sanatorios privados de la Ciudad incumplieran
el protocolo de la Influenza A en casos sospechosos porque “están
desbordados” o porque “son pocos casos y es tan sólo
una gripe”.
Su
incumplimiento se entiende menos porque el protocolo es sencillo:
consiste en llenar un formulario si el caso es sospechoso (tener
más de 38°C de fiebre, haber viajado o tener nexo epidemiológico),
en un hisopado laríngeo esofágico y en el envío
de ambos elementos a la dirección de epidemiología
de la Ciudad. En cuestión de horas –según los
resultados del Malbrán– el paciente debería
estar recibiendo la droga (oseltamivir) por prevención o
para curarse. La mala praxis podría inducir a la automedicación
que, de masificarse, podría producir una resistencia epidemiológica
a la única droga que cura la enfermedad.
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AUMENTOS
QUE DAN FRIO |
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Una
de las principales quejas de los porteños que viven en edificios
son las expensas y el costo de los servicios. Y en este invierno,
con el inminente aumento en los impuestos de luz y gas (entre ambos
el incremento llegaría al 400%), sumado a lo costoso que
puede llegar a ser tener que llamar a un plomero o un gasista, es
bueno tener presente ciertos datos con relación a los centros
de reclamos. Adecua es uno de estos lugares. La ONG advierte que
ante conflictos con los consorcios puede solicitarse una mediación
comunitaria en los Centros de Gestión y Participación
(CGP).
Los
horarios para solicitar la mediación varían en cada
CGP, y se puede consultar por Internet el CGP correspondiente y
los horarios en que funciona el servicio de Mediación Comunitaria.
Por otro lado, la Dirección de Defensa del Consumidor del
Gobierno porteño creó el Registro de Administradores
de Consorcios, que establece pautas para las contrataciones que
realizan los administradores, garantizando las condiciones de seguridad
y calidad de las prestaciones que reciben los copropietarios. Para
consultas, se puede llamar al 0800-999-2727 (opciones 4 y luego
3).
Además,
para saber si el valor de las expensas es excesivo, se puede realizar
la consulta telefónicamente al 0-800-666-1518 o por internet
a www.mecon.gov.ar (Ministerio de Economía de la Nación)
o bien en la Dirección General de Lealtad Comercial del Gobierno
de la Ciudad, Esmeralda 340, teléfono 5382-6223.
Fuente:
Noticias Urbanas
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